* Ometéotl, Señor y señora de la Dualidad, deidad venerada por AMLO
* ¿Brujería, magia verde, esoterismo, sincretismo?, pocos lo entendieron
* "Hay que limpiar a México de lo malo y proteger al presidente de la negatividad": Chamanes
Por ELVIA ANDRADE BARAJAS
CIUDAD DE MEXICO, Estados Unidos Mexicanos, 03 de diciembre de 2018.- El olor a incienso, canciones y danzas prehispánicas a Ometéotl "Divino Señor de la Dualidad", estuvieron presentes desde el viernes en la Plaza de la Constitución, para llamarlo y consagrarle, el sábado, antes de que el sol se metiera, al nuevo presidente de México, en un templete de espaldas a la Catedral Metropolitana de la Asunción de la Santísima Virgen María, sede de la Arquidiócesis Primada de México, símbolo de la religión católica en el país azteca, donde sólo los místicos veneran al Dios del nuevo gobierno.
La ignorada Catedral Metropolitana, patrimonio de la humanidad, fue testigo mudo de la transición pacífica de un gobierno de Centro Derecha, Neoliberal, a uno de izquierda, que promete transformar México en un país sin corrupción ni impunidad.
¨Sólo tengan paciencia¨, exclama el nuevo presidente de México, el que no quiso vivir en la Residencia Oficial de Los Pinos, y que a partir de ayer la abrió al pueblo como museo y centro de recreación, cuyos primeros visitantes se robaron las nochebuenas.
Dicen que con el tiempo todo se sabe y que no hay nada oculto bajo el cielo, y así quedó demostrado este sábado, cuando a la vista de todo el mundo mostró sus creencias prehispánicas, en la magia verde y los chamanes que le abrieron camino para llegar a la presidencia de la República Mexicana, tras 18 años de lucha y fracasos.
Durante su campaña política dijo que “ni loco viviría en los Pinos, porque ese lugar esta salado y ni con mil limpias quedaría”.
Todos decían que eran las ocurrencias de un loco, pero ahora se sabe que fue por recomendación de los chamanes de los pueblos viejos de México, con los que está muy comprometido, y deberá cumplirles, empezando por despachar en Palacio Nacional, no tener guardaespaldas presidenciales, vender el avión presidencial, quitar pensiones a los ex presidentes de la nación, otorgándoles perdón y olvido, pese a que su gente clama justicia.
La siembra del millón de árboles, además de reforestar las zonas donde se planten, serán sus guardianes, según la magia verde y chamanismo que Andrés Manuel López Obrador práctica.
El incienso de copal impregnó todo el Zócalo, los sonidos prehispánicos se escuchaban en los cuatro puntos cardinales.
“Son ofrendas a Ometéotl, Señor de la Dualidad. Es la noche, el día. La lucha entre el inframundo y la vida. La oscuridad y la luz. Estamos cerrando un ciclo, para poder abrir otro”, dijo el hombre que caracteriza a la deidad tras escenificar la danza del Jaguar Negro.
Los danzantes Mayas de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, son uno de los grupos que desde el viernes hicieron sonar los caracoles y sus instrumentos prehispánicos, escenificando una lucha entre el bien y el mal.
Por supuesto, el mal lo representa el gobierno que concluyó el viernes y el bien, el que inició este sábado; y de acuerdo con las danzas, lucha y derrota a su adversario hasta destronarlo y ocupar su lugar.
Así fue toda la noche del viernes.
Cerrando, cerrando el ciclo del PRI.
Danzas, incienso, cantos prehispánicos se habían mezclado entre miles de personas que empezaron a llegar desde tempano.
Todos estaban eufóricos, veían el triunfo de Andrés Manuel como propio, y no se detenían en gastar para comprar un muñeco de su mecías, los había desde 30 hasta 200 pesos; paraguas a 100, camisetas a 50, y gorras de diferentes precios.
También compraban tacos de canasta, refrescos, rapados, y agua, porque su anfitrión ni eso les regaló. Es parte de la austeridad del nuevo presidente, que les anunció una política de restricciones para sus funcionarios y de asistencialismo gubernamental para el pueblo.
Quince minutos antes de las cinco de la tarde el ciclo cósmico del adversario, PRI partido que más ha gobernado México, fue cerrado cósmicamente y era momento de que se abriera el nuevo ciclo, pero antes de que el ungido llegara, todos clamaron ¡Justicia¡
“1, 2, 3, 4……40, 41, 42, 43 Justicia. Ni perdón ni olvido”, exigieron miles de voces de mexicanos que creen en él y que poco les importó esperarlo desde muy temprano en la plancha del Zócalo, desde donde vieron la transición de poderes en la Cámara de Diputados e incluso fueron muy efusivos cuando mencionó la visita de Nicolas Maduro a Palacio de Gobierno, repudiado en el Congreso por la fracción parlamentaria del PAN.
Las vivas al dictador venezolano fueron orquestadas por cubanos y hombres de acento centroamericano, seguidos por algunos mexicanos, que le gritaban ofensas al presidente saliente, el priísta Enrique Peña Nieto.
Sólo su gente reconoció su trabajo, las más de 70 carreteras que se construyeron en su administración, escuelas, programas sociales diversos. Mucho trabajo, ignorado y pisoteado.
En su momento, el mexiquense se quejó de ingratitud de la gente y ahora dice que no quiere saber nada de política. Será el primer presidente que sale sin recibir pensión vitalicia, que ya fue retirada a todos los ex presidentes de México.
El fue un reformador, modernista, trabajo en internacionalizar a México. Logró ubicarlo como un país sólido económicamente.
Atractivo para a las inversiones extranjeras.
Un día antes de concluir su Mandato, firmó el Tratado comercial México, Estados Unidos, Canadá, pero tampoco le fue reconocido. Incluso los izquierdistas están felices porque cayó la Reforma Educativa y sus hijos tendrán una educación deficiente, sin evaluación, ya no se exigirá calidad. Eso es de fifis.
¿Brujería?
“En política todo es posible. Entre los indígenas que entregarán el Bastón de Mando al presidente hay chamanes muy poderosos de Chiapas y Oaxaca, principalmente, y todos los presidentes han recurrido a ellos. Pero esas fuerzas no se deben tocar a menos que cumpla lo ofrecido, porque de no hacerlo, el resultado puede ser negativo y en contra, como ya lo hemos visto en otros casos”, comentó una maestra oaxaqueña que estaba entre la multitud convencida de que AMLO cumplirá a cabalidad las 100 promesas de su gobierno.
¡Presidente, presidente, presidente!, coreo la gente a su arribo al Zócalo.
“Yo soy el hijo del viento”...se escuchó al inicio de una canción mestiza en referencia a los elementos naturales: agua, viento, fuego y tierra, y a los cuatro puntos cardinales a los que se consagró Andrés Manuel en una ceremonia indígena, mientras miles de naturales luchan contra todos esos elementos tras ser desplazados por la violencia de sus tierras, donde ni los chamanes han podido ahuyentar la violencia extrema.
“Yo soy tierra y obsidiana. Soy la voz que ignoraste. Soy Quetzal surcando el cielo. Soy maya y zapoteco, ando buscando el camino”… reza la canción mixteca al tiempo que soltaban globos blancos al cielo, que una mujer emocionada confundió con un avistamiento de ovnis.
!Jajajaja estás bien inspirada amiga, pero no, son los globos que soltaron hace rato!, le aclaró su acompañante.
Los indígenas esperan que López Obrador les cumpla, para que puedan regresar a sus pueblos sometidos por el narcotráfico y el crimen organizado, convertidos en pueblos fantasmas, en los que solo se escuchan balazos, gritos o lamentos.
Por eso pusieron a sus pies los poderes de la magia verde, de Ometéolt y el Bastón de Mando, que es un reconocimiento de los pueblos antiguos de México.
El Bastón de Mando representa el poder comunal de los indígenas. desde las épocas virreinales. Significa fertilidad, vida, rayo serpiente, poder político, gobernar obedeciendo.
Así se lo recordaron los líderes indígenas a López Obrador frente a un círculo de flores y frutas, ofrecidas a Ometéotl, señor y señora de la dualidad, padre de cuatro dioses, que dominan los puntos cardinales: Norte, sur, este y oeste.
Ometéotl es un Dios antiguo mexica sin templo y desconocido por el pueblo, sólo nombrado en los poemas de las clases altas de aquellos tiempos.
Esos poemas eran cantados por los danzantes Mayas que todo el tiempo estuvieron del lado sur, que representa Huiztlampa, uno de los cuatro dioses hijos de Ometéol, el dios de AMLO, no del pueblo que gobierna desde el pasado sábado, que en su mayoría son católico y guadalupanos, fe que refrendarán el próximo 12 de diciembre, aunque su nuevo presidente les quiera imponer otra creencia.
!Brujo !, ya le dicen así en la redes sociales al presidente de México, que recibió de rodillas una cruz blanca con algo atado, simulando un cristo, pero en realidad no se sabe bien qué era.
El lo sostuvo abrazado a su pecho con fe inaudita, como cuando un católico abraza la cruz de Jesús Cristo.
Lo cierto es que las oraciones a Ometéotl, que miles de mexicanos, encabezados por López Obrador y los chamanes indígenas, rezaron con las palmas de las manos extendidas hacia los puntos cardinales, eran hermosas y raras.
Para muchos el rito era extraño.
“Es como hacer magia colectiva”, dice entre risas una chica de pantalones de mezclilla rasgados, al asegurar que “en un momento me sentí como en un manicomio, en Catemaco o mínimo en las pirámides de Teotihuacán un 21 de marzo. Definitivamente esta re loco mi presi, pero va. Lo hice todo, aunque a mi Dios y a virgencita no los cambio por nada”.
“No. No es brujería, es una ofrenda a la naturaleza a la fuerza del sol, el viento, el agua, la tierra, y así tenía que ser, aquí y con miles de mexicanos representantes de todos los estados, para limpiar México de todo lo malo que ha vivido”, aseguró un chamán oaxaqueño que escucho a la chilanga.
Este rito de purificación rompe con el protocolo oficial. Es la primera vez que un presidente de México es limpiado con humo de incienso y yerbas públicamente y dándole la espalda a la Catedral Metropolitana.
El rito empezó con oraciones a Tlahuiztlampa, que representa el Este, por donde sale el sol, donde esta Palacio Nacional, cuya fachada principal da la espalda al sol.
Su posición es la del ocaso. La del atardecer. Por eso, él sabe que no habrá reelección, aunque la quiera.
La naturaleza no se lo permitirá.
Los Pinos estaban “salados”, según él y sus chamanes, y Palacio Nacional tampoco está bien ubicado, de acuerdo con la cosmovisión indígena a que se ha sumergido el presidente de México.
La mejor posición para iniciar un ciclo es el Este, por donde sale el sol; el Norte, corresponde a Mictlampan, dios de la vida y la felicidad, posición en la que se ubica la Catedral Metropolitana, cuyos representantes no están de acuerdo con que rindiera culto públicamente a un dios mexica desconocido por los mexicanos dándole la espalda a la casa de Dios.
Al recibir el Bastón de Mando Andrés Manuel López Obrador juró que sus máximas serán: ¨No robar, no mentir, no engañar¨.
El Bastón de Mando en una vara de 80 centímetros hecha de madera de ahuehuete, un árbol muy viejo, alto y grueso.
"Será la guía de usted para gobernar a nuestro país y a nosotros los pueblos indígenas y fromexicanos (…) sirva para que usted gobierne obedeciendo", dijo un indígena del empobrecido estado de Guerrero al entregarle el báculo, horas después de que tomó posesión en el Congreso ante decena de mandatarios.
"Aquí está el símbolo con el que usted conducirá al pueblo. Queremos ser tomados en cuenta".
Ataviado, ahora sí con la banda presidencial original, no como aquella que se puso en 2006, cuando se autonombro presidente de México, tras la derrota frente al panista Felipe Calderón, López Obrador siguió las instrucciones del chamán -guía espiritual- del rito ancestral llamado "Xochitlali, la puesta de flores.
Los indígenas le pasaron por el cuerpo a AMLO lo sahumaron con humo de copal y un pequeño ramo de yerbas verdes medicinales, para despojarlo de espíritus malignos, según las tradiciones prehispánicas.
Con el Bastón de Mando en su mano derecha repitió:
“Mi gobierno no traicionará ni dañará a nadie. Siempre me respetaré las tres máximas: no robaré, no mentiré, no engañaré”.
Estaba tan emocionado y entregado a su pueblo que dijo:
“No me importa nada material. Nada”.
La noche ya caía y él parecía no cansarse. Repetía sus promesas.
Su voz ya se escuchaba lejana. Como un murmullo, que prometía y prometía. Iba en el punto 27, pero anunció que serían 100.
Mucha gente, su gente, ya estaba, harta, cansada y empezaron a abandonar el Zócalo.
Empezaron a irse por los portales, para salir a la calle Madero.
Iban cuerpo a cuerpo, algunos con banderas de México o Morena, mientras el tabasqueño seguía hablando a otros miles que habían llegado más tarde.
Ellos no estaban tan cansados como los que estaban desde la mañana, lo escuchaban con interés y esperaban el inicio del espectáculo conmemorativo de la asunción presidencial.
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Elvia Andrade Barajas