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Uyantza Reportaje INÉDITO para el "pueblo de medio dia"

En Sarayaku, tambores y chicha despiertan los días de fiesta (Fragmento)

A las cinco de la tarde doña Magdalena -que venía de romper sus “purus” fabricados a la perfección y repletos de la chicha que restaba durante la “puru pakina” a vísperas del cierre de la UYANTZA- rendida en su hamaca me promete re anudar su historia de la mordedura de serpiente que se ve interrumpida porque Sumak, José Miguel y yo debemos darnos prisa para volver a la plaza.

“La próxima vez será” me dice dulcemente doña Magdalena sonriendo y con la voz adormecida mientras la carne de la cacería humea sobre la brasa de leña.

Así como doña Magdalena, las “warmi kuna” de Sarayaku, ayudantes y “chayuk” -protagonistas y dadoras de un arte ancestral para la UYANTZA- inmersas desde la tercera semana de enero en los preparativos de lo que implica: heredar de sus “apa mama” y “apa yaya” el místico mundo de la siembra y cosecha de la yuka en sus “chakras” para hacer chicha, recolección del barro para las tinajas, cornetas, “mokawas,” danzar con tambor, capturar el símbolo animal y espiritual en la pintura de su rostro y cabello teñido con wituk y preparar la “mikuna”, para el buen augurio de una generosa celebración.

Las tareas cotidianas de las “sarayaku warmi” siempre requieren fuerza, resistencia y determinación en arduas jornadas de trabajo mancomunado pero durante la UYANTZA –ritual trascendental para la vida del Pueblo Originario Kichwa de Sarayaku- alcanzan su máxima expresión en cuatro días de la fiesta bi anual que se realiza del 8 al 11 de febrero: SHAMUNGUICHU, SISA CAMARI, MIKUNA CAMARI y PURU PAKINA porque en Sarayaku la complementariedad es una constante.

Heridas en su piel y pies desnudos llenos de llagas para no hacer ruido. Durmiendo en el piso bajo la “tamia”, con lodo, ramas cortantes y el “inti” incandescente. Disipando el hambre y la sed, los “descendientes del jaguar” con sus brazos firmes y rostros altivos afinan su puntería. Antes habrían pasado por ceremoniosos rituales para tener la venia en la selva del poderoso “Amazanga”.

Cuentan que si en el trayecto de la cacería en lugar de beber chicha toman agua, todo el cansancio los hará desfallecer. Por eso, en sus “shigras” llevan “masato” envuelto cuidadosamente en hojas de plátano ahumadas para tomar chicha fresca y resistir con el cálido recuerdo de sus “warmi kuna”.

Unos a pie, otros en canoa a motor y a palanca probando su fuerza y supervivencia en el interior de un enigmático Rotuno, se adentraban a él los “sarayaku runa kuna” con un profundo respeto por sus dueños y protectores sabiendo que a su paso “Amazanga” habría escondido a su hijos y que la jornada sería incansable hasta lograr la acometida que sobre todas las cosas le da el sentido del manejo equilibrado de los recursos naturales al “pueblo del medio día”.

Created By
Alejandra Tapia
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Credits:

Foto: El país

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