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Amenazas múltiples y riesgo sistémico: enfrentando los desastres relacionados con el clima en tiempos del COVID-19 Informe serie Webinar Ibc

Tal como se destaca en el Informe de Evaluación Global sobre la Reducción del Riesgo de Desastres (GAR2019), la naturaleza y la escala del riesgo han cambiado. En un mundo cada vez más complejo e interconectado, el riesgo se ha vuelto sistémico, desafiando tanto los mecanismos de gobernanza de instituciones de gestión de riesgos bien establecidos como los enfoques que abordan las amenazas de forma aislada. Un ejemplo de lo anterior es la naturaleza sistémica de la crisis del COVID-19 y cómo sus efectos en cascada sin precedentes impactan en todos los sectores y niveles, y en todos los países de la región.

Las iniciativas actuales para combatir el COVID-19 no pueden ocultar el hecho de que la región de América Latina y el Caribe se ve afectada todos los años por riesgos climáticos y geológicos. En un momento en que los países de la región responden activamente a la pandemia, también necesitan prepararse e implementar acciones para mitigar los posibles impactos de otras amenazas recurrentes. Por ejemplo, países como Guatemala y El Salvador han sido golpeados recientemente por la tormenta tropical Amanda y, mientras la región del Caribe se enfrenta a su temporada anual de huracanes, otros países están mejorando su preparación ante las amenazas climáticas. Muchos países se preparan para una crisis de dos niveles al tiempo que se enfrentan a una logística complicada, recursos limitados y escasez de insumos.

A medida que comenzamos a pensar en volver a una nueva normalidad, es importante que los Gobiernos nacionales y las instituciones políticas y financieras intergubernamentales tomen en cuenta los efectos negativos que la pandemia tiene sobre la vulnerabilidad de las poblaciones y los sistemas económicos y su exposición a otras amenazas latentes y recurrentes.

"Se ha originado una cadena de efectos con impactos más allá del sector salud, con impactos en los diversos sectores nacionales. El riesgo sistémico es la posibilidad de encadenamiento múltiples, no lineales, y que exige cambiar nuestra percepción hacia los riesgos y los mecanismos de gobernanza de los mismos. Urge una aproximación multisectorial e interdisciplinaria” Raul Salazar Jefe de la Oficina de Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres, Oficina Regional – Las Américas y El Caribe (UNDRR)

Este documento se ha desarrollado a partir de los insumos del seminario web titulado “Amenazas múltiples y riesgo sistémico: enfrentando los desastres relacionados con el clima en tiempos de COVID-19”, organizado por UNDRR el pasado 25 de mayo y que contó con 427 participantes. Se centra en determinar cómo puede la región responder y recuperarse del COVID-19 al mismo tiempo que se enfrenta a las amenazas relacionadas con el clima y otras amenazas. Mediante orientación política y el análisis de los desafíos, este informe busca contribuir a dar forma a las vías de recuperación. Es necesario adoptar en la región una visión más amplia y profunda de los riesgos sistémicos y de su interacción con el cambio climático, la pobreza, la desigualdad y otros desafíos estructurales. Esta comprensión nos llevará a replantearnos la actual gestión de los riesgos sistémicos.

A partir de los debates y presentaciones de los siete panelistas del seminario web —Allan Lavel (FLACSO, Costa Rica), Enrique Guevara Ortiz (CENAPRED, México), Andria Grosvenor (CDEMA), Keith Nurse (Sir Arthur Lewis College, Santa Lucía), Patricia Ghany y Melissa Pierre (AMCHAM, Trinidad y Tobago) y Raúl Salazar (UNDRR), con comentarios adicionales de Rodney Martínez (Organización Meteorológica Mundial)— se destacan algunos temas que los países de la región deberán reconsiderar en sus respuestas a los desastres relacionados con el clima en el contexto del COVID-19.

Puntos Destacados

Incertidumbre continua y escenarios de múltiples amenazas

Los efectos del COVID-19 exacerban las desigualdades y generan impactos sociales y económicos en países que ya están expuestos a riesgos recurrentes relacionados con el clima. En el caso del Caribe, una de las regiones más propensas a desastres del mundo, la pandemia amenaza con revertir los avances alcanzados a lo largo de la última década en materia de desarrollo. Se prevé una contracción del 6,2% en las ya frágiles economías de la subregión. La lucha contra la pandemia coincide con un momento en el que la subregión tendrá que enfrentar, con toda probabilidad, una temporada de huracanes más intensa de lo habitual. Del mismo modo, en México, los estudios realizados por CENAPRED indican que en los centros de salud críticos de la respuesta COVID-19, los pacientes se encuentran en zonas de riesgo frente a terremotos e inundaciones, que también podrían verse afectadas por huracanes y ciclones.

Estos ejemplos muestran que COVID-19 ha puesto a la región de América Latina y el Caribe en una situación de mayor exposición y de vulnerabilidades exacerbadas, aumentando el riesgo y la incertidumbre. Las capacidades que los sistemas de gestión de desastres de toda la región han activado para coordinar la respuesta en situaciones en las que las fases de preparación, respuesta y recuperación se superponen, han sido diversas. Estas diferentes capacidades influyen en las respuestas y decisiones de preparación de los países. Es crítico hacer un balance de estas experiencias y garantizar que se cuente con las capacidades necesarias para abordar contextos de múltiples amenazas.

Reconfigurar la gobernanza del riesgo

El COVID-19 pone de manifiesto los desafíos y las implicaciones de no abordar los riesgos sistémicos. Como se enfatizó en el Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres 2015-2030, los Estados deben adoptar un enfoque multisectorial en su preparación y respuesta a los riesgos de desastres. Las estrategias de reducción del riesgo de desastres (RRD) deben considerar no solo las amenazas naturales, sino también los riesgos antropogénicos y biológicos, y tener en cuenta la naturaleza compleja de los riesgos y sus interdependencias. En este sentido, el riesgo sistémico desafía los enfoques tradicionales de gestión de riesgos que abordaban cada amenaza de forma aislada. Abordar la complejidad y la naturaleza no lineal de los riesgos sistémicos conlleva aplicar un enfoque holístico a la identificación de las amenazas y a la evaluación y la gestión de los riesgos.

Por ejemplo, después de este cambio de paradigma, CDEMA se está esforzando por implementar rápidamente las estrategias y mecanismos de protección necesarios utilizando un enfoque multidimensional en la preparación y respuesta a la temporada de huracanes. La estrategia se centra en mejorar las oportunidades económicas, salvaguardar la infraestructura, apoyar la protección del medio ambiente y fomentar la recuperación a través de una participación multisectorial. La gobernanza del riesgo de desastres en la región requiere un esfuerzo coordinado que vincule a las instituciones de respuesta con los mecanismos de protección social y las estrategias de desarrollo y adaptación al cambio climático. Así, la reestructuración de la gobernanza del riesgo de desastres exige priorizar un vínculo concreto con la protección social y la lucha contra el cambio climático.

Considerar las causas subyacentes de los desastres

El COVID-19 ha puesto de manifiesto las brechas existentes en la comprensión de las causas subyacentes de los desastres en América Latina y el Caribe. En la región del Caribe no es posible analizar plenamente los efectos de la pandemia y los escenarios de recuperación sin considerar los problemas estructurales del desempleo, el aumento de la pobreza y la desigualdad, agravados por la recurrencia de eventos relacionados con el clima. En muchos casos, se han evidenciado los vínculos entre los efectos nocivos de los desastres en América Latina y el Caribe y las prácticas corruptas.

En la actualidad, evidencias demuestran que en los países con mayores inversiones sociales, los riesgos sistémicos, como es el caso del COVID19, han tenido un menor impacto, especialmente entre los más vulnerables. Del mismo modo, los países que están transformando sus economías para incorporar prácticas más sostenibles relacionadas con la adaptación climática y la reducción de las emisiones de carbono se encuentran en mejores condiciones para recuperarse de los desastres relacionados con el clima y reducir la exposición a estos riesgos. La actual pandemia nos está enseñando que la resiliencia debe medirse por la forma en que los países protegen su sociedad y su medio ambiente. Esto solo es posible cuando existe una sólida comprensión de las causas profundas de los desastres.

Integrar un enfoque de riesgo sistémico en la planificación de la recuperación

Si bien la crisis es y seguirá siendo constante, la planificación para la recuperación debe iniciarse ahora y debe extenderse a todos los sectores. La naturaleza sistémica de la pandemia y las crisis concurrentes hacen que sea indispensable incorporar una óptica de riesgo sistémico en los planes de recuperación social y económica. Los desastres y el desarrollo están intrínsecamente vinculados. En este sentido, COVID-19 plantea desafíos estructurales no resueltos, como la pobreza, la desigualdad y la exclusión presente en la región, que se traducen en un acceso desigual a la atención médica, las oportunidades económicas y las redes de seguridad social. Los planes para abordar COVID-19 y sus impactos deben trascender la emergencia para equilibrar las medidas a corto y largo plazo. La recuperación representa, por lo tanto, una oportunidad para abrir un camino hacia un futuro más seguro y más sostenible siempre y cuando estos problemas estructurales se aborden sistémicamente con una visión de las diferentes dimensiones del riesgo. Un plan de respuesta coherente debe ser multidimensional y multisectorial.

Involucrar a las partes clave interesadas y facilitar soluciones innovadoras para una reconstrucción mejor y más verde

Los impactos de COVID-19, sumados a un clima cambiante, deterioran las economías de la región. En el Caribe, por ejemplo, la pandemia supone un gran desafío para las economías debido a su impacto en el sector turístico por las restricciones de viaje y los cierres de fronteras, y también incide en la reducción de las remesas, ya que las comunidades de la diáspora se han visto afectadas por la pérdida de vidas y medios desubsistencia. Asimismo, el desempeño del sector privado, especialmente de pequeñas y medianas empresas, ha disminuido, dejando a miles de empleados sin una fuente estable de ingresos. Reconocer estos desafíos es crucial para incorporar un enfoque que abarque a toda la sociedad en las iniciativas de respuesta y recuperación. Contar con la participación de diferentes partes interesadas, como el sector privado y los actorescientíficos y académicos, puede proporcionar recursos importantes (es decir, información, tecnología) para ayudar a los países a tomar decisiones informadas sobre el riesgo y adoptar soluciones innovadoras y más ecológicas.

Del mismo modo, la lucha contra el cambio climático podría proporcionar una plataforma para modelos de desarrollo alternativos, facilitando el comercio de bienes ambientales, aumentando la inversión en tecnología climática y reconfigurando algunos sectores económicos, como el sector turístico, con el fin de priorizar un mayor valor para el medio ambiente, las comunidades y las empresas involucradas. La recuperación de la crisis de COVID-19 puede ser una oportunidad para que los Gobiernos locales y nacionales, las instituciones financieras y las agencias internacionales promuevan inversiones más ecológicas, más sostenibles e informadas sobre el riesgo.

Recomendaciones

Para hacer frente a los efectos negativos de la pandemia y reducir el impacto de las amenazas relacionadas con el clima, se proponen las siguientes acciones y recomendaciones:

  • Promover una mejor comprensión de la naturaleza multidimensional del riesgo desde una perspectiva sistémica e integrar este enfoque en las estrategias de recuperación social y económica. Las estrategias y planes nacionales y locales de RRD deben reconocer la creciente complejidad e interdependencia de los sistemas humanos, políticos, económicos y naturales.
  • Involucrar a las partes clave interesadas, incluido el sector privado y la comunidad científica y tecnológica, para que participen en el diseño, la planificación y la implementación de los esfuerzos de recuperación, promoviendo un enfoque interdisciplinario, multidimensional y multisectorial.
  • Asegurarse de que las decisiones políticas estén fundamentadas en evidencias. Los sistemas de información y la tecnología pueden respaldar la generación de datos para fortalecer la planificación y la preparación, así como para fundamentar las decisiones relacionadas con la infraestructura básica y los servicios de salud.
  • Promover la coherencia y la articulación de las agendas de desarrollo, clima y reducción de riesgos. El desarrollo solo puede ser sostenible si se abordan los riesgos. Posicionar la reducción de riesgos y la creación de resiliencia en el centro de la recuperación económica y social para abordar las desigualdades y vulnerabilidades.
  • Aprovechar la oportunidad del COVID-19 para priorizar la creación de resiliencia y reconstruir mejor y más verde en la región. Entre estas iniciativas puede figurar la adopción de energías renovables más verdes y una mayor inversión en tecnologías a escala climáticamente inteligentes.
  • Finalmente, fortalecer la cooperación internacional para transformar las lecciones aprendidas en mecanismos efectivos de colaboración regional frente a los riesgos sistémicos.

Organizado por UNDRR en representación de la Coalición Interagencial de Naciones Unidas sobre cambio climático y resiliencia

Coalición Interagencial de Naciones Unidas sobre cambio climático y resiliencia

El objetivo general de la Coalición Interagencial permite a las agencias de ONU trabajar en conjunto para promover la implementación coherente y alineada de las agendas globales, particulamente la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, los Acuerdos de París y el Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres 2015-2030. Esta Coalición Interagencial trabaja para fortalecer y alinear la coordinación interagencial y el sistema de responsabilidad de ONU sobre el cambio climático, resiliencia y el desarrollo de la reducción del riesgo de desastres a nivel regional y subregional. La Coalición está liderada por UNDRR y UNEP, y cuenta con la participación de CELAP, FAO, OIT, OIM, OCHA, PNUD, UNESCO, UNFPA, UNICEF, ACNUR, ONUDI, UNOPS, ONU Mujer, WFP y DCO.

Para más información, contactar a nahuel.arenasgarcia@un.org

Credits:

Creado con imágenes de NASA - "Hurricane map" • Max Gotts - "untitled image" • John Middelkoop - "Lower 9th Ward" • 🇨🇭 Claudio Schwarz | @purzlbaum - "Medical face mask on the ground. Maybe worn by a person who tried to protect him/herself from corona virus." • Nick Karvounis - "Neptuno Street at Havana Cuba" • Nicholas Stanley - "Close up of the palm tree leaf with water drops on it"

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