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LA GRAN SEMANA DE LA CULTURA DE 1964

Este 20 de septiembre el Museo de Arte Moderno cumple 57 años de su inauguración, como parte de la red de recintos culturales a cargo del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura.

Con el fin de recordar la historia y vocación del MAM, presentamos este relato curatorial sobre el año de su apertura para dar cuenta cómo, desde sus inicios, formó parte de un proyecto integral por conservar, investigar, comunicar, difundir y repensar críticamente el legado cultural mexicano.

"1964 el año en que la cultura lució", periódico Excélsior, 22 de septiembre de 2014.

En la década de los 60 se vivió un esplendor en la creación de recintos culturales en México. Bajo el mandato de Adolfo López Mateos hubo una inusitada proyección de la cultura desde la administración pública, con el literato Jaime Torres Bodet al frente de la Secretaría de Educación. Se decidió ampliar el sistema museístico del país. En este proceso, tuvo un papel relevante el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez.

En 1960, Ramírez Vázquez concluyó el proyecto de la Galería de Historia en el Bosque de Chapultepec —también conocido como el Museo del Caracol, por su forma en espiral—, que da cuenta del sistema orgánico que Ramírez Vázquez implementaría en varios de sus proyectos. El espacio fue concebido para que, de manera didáctica a través de sus doce salas, se presentaran los hechos más relevantes del devenir nacional.

En 1961 abrió sus puertas el Museo Casa Carranza, en una antigua mansión construida a principios del siglo XX por el ingeniero Manuel Stampa y que durante la revolución fuera ocupada por el entonces presidente Venustiano Carranza.

El predio posteriormente fue utilizado como embajada por los gobiernos de Francia y luego de El Salvador, además de ser Biblioteca y Museo Histórico de la Constitución y Leyes Constitucionales. Por decreto del presidente Adolfo López Mateos, pasó a ser un recinto cultural dedicado al pensamiento y obra del primer jefe del Ejército Constitucionalista.

En septiembre de 1963 se inauguró el Museo de Ciudad Juárez que, de nueva cuenta, estuvo a cargo de Ramírez Vázquez —sin embargo, se abriría oficialmente al público hasta marzo de 1964—. Realizó un gran recinto de forma circular cubierto con una cúpula de plástico translúcida (a base de resina-poliéster) a manera de domo, elemento innovador en la arquitectura mexicana y al cual recurriría de nueva cuenta para el MAM.

Con un recorrido cronológico, el Museo de Ciudad Juárez se presentó como un recinto de arte e historia, con colecciones prehispánicas, virreinales y de arte moderno.

El 8 de agosto de 1964, abrió la Pinacoteca Virreinal en el Exconvento de San Diego, actualmente el Laboratorio de Arte Alameda.

Presentaba trabajos producidos en la Nueva España entre los siglos XVI y XIX. Parte del acervo provino de la Academia de San Carlos. La curaduría de la colección corrió a cargo de Justino Fernández, Francisco de la Maza y Gonzalo Obregón.

El clímax de este ambicioso e irrepetible proyecto llegó con la denominada Gran Semana de la Cultura, en septiembre de 1964. Entre el jueves 17 y el domingo 20 de dicho mes, Adolfo López Mateos y Jaime Torres Bodet encabezaron cuatro ceremonias de inauguración.

Adolfo López Mateos inaugurando el Museo de Antropología. Acervo Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México.

Con las emotivas palabras del presidente López Mateos de que “la grandeza de ayer inspire siempre … dignamente la historia de la patria”, el 17 de septiembre de 1964, comenzó la historia pública de uno de los grandes hitos de la arquitectura mexicana: el Museo Nacional de Antropología, con la misión de albergar y presentar las grandes colecciones arqueológicas y etnológicas del país.

Fue proyectado por Ramírez Vázquez, Jorge Campuzano y Rafael Mijares.

Con una superficie de 45,000 metros cuadrados, el edificio del museo se caracteriza por la mezcla de formas modernas, muros monumentales y la referencia a las plazas ceremoniales precolombinas.

Se estructura a partir de edificaciones independientes, a modo de salas, alrededor de un patio central, el cual está coronado por un estanque y una fuente monumental. Esta última, conocida popularmente como "el paraguas", cuenta con una columna central realizada por el escultor José Chávez Morado .

Por esta obra, Ramírez Vázquez recibió la Medalla de Oro de la Bienal Internacional de Arquitectura de São Paulo en 1965.

La Gran Semana continuó el viernes 18 con la apertura del Museo Anahuacalli.

El Anahuacalli fue la culminación del sueño de Diego Rivera de que hubiese un recinto en el que el pueblo de México pudiera conocer las más de 2000 piezas prehispánicas reunidas en su faceta como coleccionista. El propósito de este edificio de piedra volcánica sería el devolver al país la herencia artística de nuestro ancestros prehispánicos.

Diego Rivera imaginó una obra arquitectónica que conviviera con el paisaje de la lava solidificada de El Pedregal tras la erupción del Xitle en el año 400 a. C.

Para este proyecto, Rivera contó con la complicidad del arquitecto y pintor Juan O’Gorman, así como con la asesoría de Frank Lloyd Wright.

La arquitectura del recinto emula a las edificaciones teotihuacanas y aztecas, específicamente, a los basamentos piramidales conocidos como "teocalli” o "casas de los dioses".

Un día después de la apertura del Anahuacalli, en Tepotzotlán, Estado de México, se inauguró el Museo Nacional del Virreinato, con un acervo proveniente de la colección del Museo de Arte Religioso de la Catedral Metropolitana.

Se acondicionó en lo que fuera un inmueble edificado por la Compañía de Jesús, desde 1580 hasta 1767, en honor de San Francisco Javier. Es un complejo arquitectónico fundado como colegio para indígenas y padres jesuitas; en él se formaron escritores como Carlos Sigüenza y Góngora y José Joaquín Fernández de Lizardi.

Finalmente, el domingo 20 de septiembre abrió sus puertas el Museo de Arte Moderno; un espacio que se venía proyectando desde 1957 para dar cabida a las nuevas expresiones artísticas. El diseño arquitectónico estuvo a cargo de Pedro Ramírez Vázquez y Rafael Mijares, y su primera directora fue Carmen Marín.

El anteproyecto del museo contemplaba cuatro edificios. Sin embargo, la construcción final se redujó a un edificio principal con cuatro salas y un pabellón cilíndrico, orientado al Monumento a los Niños Héroes, que fungía como entrada principal. Se privilegió el uso de elementos tales como acero y aluminio. La fachada acristalada y los grandes domos amplificaron el aprovechamiento de la luz natural, como una solución moderna, abierta a la ciudad, a sus habitantes y a los sucesos que nutrían al arte moderno.

El diseño propuesto por Ramírez Vázquez y Mijares fue un hito para la historia de la arquitectura en México. La forma orgánica, irregular y asimétrica del edificio principal buscaba representar una modernidad dinámica, acorde a la reconfiguración arquitectónica que vivía la capital mexicana en la segunda mitad del siglo XX.

Sus paredes curvas fueron concebidas para que las salas de exhibición funcionarán como espacios continuos en los que las obras mostradas entraran en un verdadero proceso de diálogo entre sí; a la par de ofrecer al público un espacio más amable para transitar.

En la planificación también se incorporaron los principios de la arquitectura de paisaje para integrar a los edificios a la traza del Bosque de Chapultepec; de hecho, se eligió para la construcción un área de 36,523 metros cuadros desprovista de árboles (que antes albergaba al Museo de Flora y Fauna perteneciente a la UNAM).

El programa expositivo inicial contempló 5 muestras: la primera fue una revisión histórica desde el arte prehispánico hasta el siglo XIX; la segunda estuvo dedicada a la obra de José María Velasco; la tercera, denominada Cinco grandes de la pintura mexicana (Atl, Rivera, Orozco, Siqueiros y Tamayo), hizo una revisión de la obra de estos artistas; la cuarta estuvo destinada a la pintura contemporánea e incluyó trabajos de José Luis Cuevas, Manuel Felguérez, Xavier Esqueda, entre otros, y la quinta fue una exposición individual de Rufino Tamayo.

Con sus exposiciones iniciales, el MAM dio cuenta de su vocación como un museo destinado principalmente a obras de caballete y transportables, y con un proyecto curatorial que privilegiaba las muestras temporales.

La jornada cultural se extendió hasta el 24 de octubre, cuando se inauguró el Museo de Historia Natural en el Bosque de Chapultepec. El día 31 abrió sus puertas el Museo de la Ciudad de México en el antiguo Palacio de los Condes de Santiago de Calimaya. Un año más tarde, se inauguró el Museo Nacional de las Culturas en lo que fuera la primera Casa de Moneda durante la Colonia.

Este contenido es producido exclusivamente con fines culturales y educativos.

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