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La plata en los banquetes novohispanos EXPOSICIÓN DIGITAL

Durante la época virreinal, las familias aristocráticas hicieron gala de su posición y prestigio social en las fiestas que organizaban al interior de sus palacios. Los banquetes eran los momentos ideales para sacar de los baúles las mejores piezas de cerámica, cristalería y orfebrería que atesoraban. La cantidad de objetos de plata que exhibían durante los banquetes era una ostentosa prueba de su poder económico y de su gusto refinado que intentaba imitar a las cortes europeas.

A lo largo de los primeros siglos del periodo virreinal no existió un espacio doméstico exclusivo para comer. Regularmente se comía en las cocinas, en las habitaciones o en los espacios abiertos, donde se acondicionaban tablones como mesas. Los comedores aparecieron en Nueva España hasta la década de los años cuarenta del siglo XVIII. Sin embargo, la platería siempre formó parte de los ajuares que se lucía en los festines. Esta exposición nos muestra algunas deslumbrantes piezas de platería pertenecientes al Museo Franz Mayer, que fueron elementos imprescindibles en las grandes mesas virreinales.

Eugenio Batán (Ciudad de México, Nueva España [hoy México],1736-1768) (atribuido). Fuente Ciudad de México, Nueva España [hoy México], ca. 1760. Plata fundida, forjada, cincelada y repujada.

Hasta antes de 1740, cuando una familia noble ofrecía un banquete, los sirvientes del palacio transformaban con gran velocidad un espacio de la casa señorial. Fue común que en las cocinas que así lo permitían o en el salón del estrado (espacio doméstico donde frecuentemente se realizaban los convivios sociales) se dispusieran las mesas efímeras donde se ubicaría a los comensales y que se revestían con las más suntuosas piezas de servicio realizadas en plata.

Fuente. Ciudad de México, Nueva España [hoy México], ca. 1770-1778. Plata fundida, forjada, cincelada, repujada y picada de lustre.

Soperas, jarras de pico o aguamaniles, jarras con tapa llamadas picheles, salvas, vasos, azafates, tembladeras, candeleros, saleros, pimenteros, perfumadores, palanganas, confiteras, tazas de pie, platos y flamenquillas, eran algunos de los finos objetos que poseían las casas novohispanas.

Sopera. Guadalajara, Nueva Galicia [hoy Jalisco], Nueva España [hoy México], ca. 1800. Plata batida.

Las jarras de pico recibieron este nombre por el remate anguloso que tienen en la boca, cuya función es evitar que se derramen los líquidos. Se utilizaban para servir el agua en la mesa, ya fuera para beber o para lavarse las manos. Por esta última razón, también se les llamaba “jarra aguamanil”.

La jarra que aquí se muestra se utilizó para servir café en la mesa. Sobresale la forma de ave con que fue decorada la tapa.

Jarra con tapa. Ciudad de México, Nueva España [hoy México], ca. 1779-1788. Plata fundida, repujada y cincelada.

Los picheles eran vasos anchos con tapa que tuvieron distintas funciones. Su origen se encuentra en los jarros con tapa que se usaban en Flandes para beber cerveza. En Nueva España hubo picheles pequeños para ofrecer aceite y vinagre en los banquetes, como la obra que aquí se presenta. Aunque su función era de vinagrera, su forma rememora a los vasos cerveceros flamencos.

Jarrita vinajera (pichel). Ciudad de México, Nueva España [hoy México], siglo XVII. Plata fundida, forjada y cincelada.
Braserillo con salvilla. Posiblemente Nueva España [hoy México], primer cuarto del siglo XIX. Plata martillada, repujada y cincelada.

Las salvas o salvillas eran bandejas suntuosas de plata, que solían tener una base alta o patas. Su función era soportar otros recipientes más pequeños en la mesa. Algunas salvas inclusive tenían encajaduras para colocar copas, tazas u otros recipientes.

Sus contornos podían ser circulares o de líneas mixtas y con frecuencia se adornaban con trabajo de repujado.

El chocolate fue la bebida más consumida y disfrutada por la sociedad novohispana. Se acostumbraba beberlo en cocos chocolateros que, por lo regular, se colocaban en mancerinas. Éstas eran finas salvillas de porcelana o plata, con una abrazadera central para sujetar al coco o la tacita con chocolate. Alrededor se podía colocar los dulces y bizcochos con que se acompañaba la bebida.

Mancerina. Nueva España [hoy México], ca.1779 – 1788. Plata fundida, forjada y cincelada.

Para la elaboración de los cocos chocolateros se aprovechaba la forma natural de la nuez o semilla de coco, la cual se tallaba para labrar ornamentos. A la semilla se le añadían asas y base de plata. En el caso de este coco, el tallador labró acanaladuras verticales, semejantes a las estrías de las columnas, y adelgazó las paredes de la nuez hasta lograr un fino y delicado ejemplar. El pie y el perfil de las asas de plata están inspirados en motivos vegetales, enredaderas, guías, flores y hojas de acanto, que dan elegancia y riqueza a la pieza.

Coco chocolatero. Nueva España [hoy México], siglo XVIII. Nuez de palma de coco pulimentada y esgrafiada con guarniciones de plata fundida, forjada, cincelada y picada de lustre.

Los adminículos de la mesa eran objetos que servían como apoyo o complemento en los banquetes. Su nombre grupal proviene de la voz latina adminiculum, que refiere a un objeto adecuado para satisfacer necesidades específicas.

Los adminículos más comunes para el servicio de mesa son candeleros, licoreras, botellas, aros para las servilletas, puente para sostener cubiertos, botaneros, palilleros, saleros, vinagreras y salseras.

Par de salseras con cucharones Ciudad de México, Nueva España [hoy México], ca. 1800-1810. Plata martillada, repujada y cincelada.

La colección de platería del Museo Franz Mayer posee un vasto acervo de adminículos, que muestran los cambios de gusto estético a lo largo de la época virreinal. Por ejemplo, este especiero cuya forma recuerda a una sopera, pero de diminutas dimensiones, muestra la influencia inglesa que llegó a México durante los últimos años de la época virreinal

Antonio Recarey y Caamaño (activo en la Ciudad de México, Nueva España [hoy México], 1782-1816). Especiero. Ciudad de México, Nueva España [hoy México], ca. 1810. Plata fundida y cincelada.

Los “talleres” de metal eran objetos que servían para que los invitados a un banquete tomaran los condimentos para aliñar los platos servidos. Consistían en salvas que se ubicaban al centro de la mesa repletas de adminículos como saleros, vinagreras, aceiteras y especieros. Para poder manipularlas tenían en el centro una agarradera llamada “tronco”. Estas piezas eran símbolo de gran estatus político, económico y social. Los había de plata blanca y plata dorada.

Juego de mesa: vinagrera, aceitera, salero y pimentero con base. Capitanía General de Guatemala [hoy Guatemala], ca. 1770. Cristal fundido y plata labrada.

Los azafates eran fuentes o bandejas de forma oval, con bordes de poca altura y decoración mixta. Si bien cumplían con funciones prácticas de servicio, los más suntuosos se reservaban únicamente para su exhibición. En este caso, eran decorados con motivos cincelados, labrados e incluso sobredorados. Algunos lucían relieves historiados o decorativos en sus fondos. También se les podía agregar detalles de esmalte, piedras semipreciosas o integrar una piedra bezoar.

Azafate. Nueva España [hoy México], ca. 1760. Plata fundida, forjada, cincelada, repujada y picada.

Heredera de las antiguas cráteras griegas, las tembladeras consistían en vasos anchos de silueta redonda, con dos asas a los lados y un asiento pequeño. Si bien las tembladeras de plata fueron muy comunes, también existieron de oro y de vidrio. Estas piezas eran usadas, por lo regular, sólo para montar en los exhibidores.

Tembladera Guatemala, ca. 1775. Plata martillada, repujada, fundida y cincelada.

Los candeleros reciben este nombre porque sirven de asiento a las velas o candelas. Están integrados por tres partes, un pie, una columna y un cañón. Este último es la parte superior donde se introduce la vela para que se mantenga derecha y firme. En Nueva España, los candeleros replicaron numerosas formas de los soportes arquitectónicos, de acuerdo al gusto de cada época.

Francisco Galván (Ciudad de México, Nueva España [hoy México], 1767-1811). Candeleros Ciudad de México, Nueva España [hoy México], ca. 1800-1810. Plata fundida y torneada.

Desde el siglo XVII, en las mesas novohispanas se había generalizado el uso de las cucharas, para ingerir sopas y potajes, y del tenedor, para trinchar. Este último cubierto, tanto en América como en Europa, tuvo un uso restringido a los banquetes de las élites. Era habitual que tanto ricos como pobres usaran los dedos y las tortillas de maíz como instrumentos básicos para comer.

José María Bernal (activo en la Ciudad de México, Nueva España [hoy México] entre 1791y 1814). Cucharas y tenedores Ciudad de México, Nueva España [hoy México], ca. 1791-1814. Plata fundida y martillada.

Un ceremonial asociado a los festines fue el consumo del tabaco. Mujeres y varones gustaban de consumir el tabaco de tres modos: mascado, fumado e inhalado. Estos dos últimos, fueron considerados actos de elegancia y refinamiento. Para portar consigo los cigarros, los novohispanos acaudalados usaban cajitas de plata tubulares, decoradas según el gusto de la época. Las mujeres incluso traían estas cigarreras sujetas a una pulsera, colgando de sus muñecas.

Cigarrera. Nueva España [hoy México], fines del siglo XVIII. Plata en su color y oro de dos colores.

Los polvos de tabaco para inhalar se llaman rapé, y se guardaban en pequeñas cajitas decoradas con motivos vegetales, lacerías o las iniciales de la persona a quien pertenecían. En sus interiores fue común que se pintaran motivos mitológicos y escenas eróticas con la técnica de esmalte. Las cajas de rapé más elegantes se hacían en oro, dentro de los mismos talleres de plateros.

Caja de rapé. Ciudad de México, Nueva España [hoy México], primer cuarto del siglo XIX. Oro.

Por último, para encender los cigarros, en las casas aristocráticas contaban con pequeños braseros de plata, conformados por una salvilla y una taza, en donde colocaban los carbones encendidos. Estos braseritos podían ser también usados como incensarios, para perfumar las habitaciones en donde se llevaban a cabo los festines y las tertulias.

Brasero. Nueva España [hoy México], siglo XVIII. Plata fundida, martillada y repujada.