Disciplina y perseverancia son dos palabras que resumen la vida de Antonio Kunstek, un piloto con más de cuatro décadas de trayectoria que forjó su profesión paso a paso y con valor.
El "Gringo" como es conocido por sus amigos y seres queridos nació en Oruro, pero siempre tuvo el corazón cochabambino por su mamá, cuya familia es de Punata. Su papá era de Croacia.
Kunstek, estuvo más de la mitad de su vida en la Llajta y ahora reside en Santa Cruz junto a su familia, a la que considera base fundamental para sus logros.
“Nunca pensé ser piloto”
Nació en la localidad de Cercado en 1953. Tres años después por problemas de salud de su madre se mudaron a Cochabamba. Pasó toda su niñez y juventud en el departamento hasta concluir el colegio.
Posteriormente, viajó a Oruro para comenzar sus estudios en la carrera de Ingeniería Industrial en la Universidad Técnica de Oruro (UTO). Sin embargo, unos meses después volvió a Cochabamba.
"Tenía 18 años cuando volví. Muchos amigos se habían ido al exterior a estudiar. Yo no tenía muchas posibilidades (económicas)", recordó.
Unos años después, todavía con la esperanza de estudiar Ingeniería, Kunstek, sin pensarlo, comenzó a dar los primeros pasos en lo que sería, mucho tiempo después, su mayor logro.
"Tenía un amigo, su papá era piloto. Yo en mi vida soñé con ser piloto. Como a mí me gustaba la tecnología me invitaron, me dijo que un amigo estaba armando una escuela de mecánica (aeronáutica)", expresó.
Kunstek comenzó a trabajar en el centro de entrenamiento aeronáutico, donde se destacaba en sus labores. Posteriormente, fue becado para realizar un curso de mecánica en aviación.
Estudio y trabajo
Con 20 años, repartía su tiempo entre el estudio y el trabajo. "Toda mi vida me la pasé estudiando y trabajando", cuenta.
En ese entonces ya se había casado y tenía una hija. Ellas eran una razón más para seguir luchando y alcanzar sus metas.
En 1975 comenzó su labor como mecánico en el Lloyd Aéreo Boliviano (LAB) en la sección de aviónica. "Estuve 3 años, durante ese tiempo continué capacitándome. Fui a EEUU para realizar un curso en sistemas de vuelo automático. Hice un seminario en Texas en la fábrica de electrónica. También hice prácticas en un taller en Seattle", recuerda.
Posteriormente, se desempeñó como ingeniero de vuelo. "Comencé a volar y paralelamente, mientras trabajaba hice otros cursos. Lo hacía poco a poco", agrega.
Kunstek trabajó en varias compañías aeronáuticas, pero debido a los problemas que se presentaban no permaneció muchos años en ninguna.
"La aviación nacional no tuvo mucha suerte en nuestro país. Tenían todo para ser grandes, pero los cambios frecuentes de administración y factores políticos hicieron que no puedan crecer como debieran”.
"El inicio de otro ciclo"
Luego de dos décadas de constante capacitación y trabajo, se graduó como Comandante de Nave. Kunstek, ahora ya jubilado, recuerda ese día con mucho orgullo.
"El primer vuelo fue de Santa Cruz a Trinidad. Trasladé a 19 pasajeros, era un avión chico. Fue una experiencia inolvidable. Para mí fue el inicio de otro ciclo. Sentía como un sueño cumplido. Como un paso en mi carrera profesional", dijo.
Antonio, quien comenzó desde la labor de mecánico y recorrió por todos los rubros relacionados a la aeronáutica, se considera un piloto completo.
"Ahora uno realiza los estudios y es piloto, pero no tienen ese conocimiento en el tema. Yo comencé desde abajo", expresa con orgullo.
Aunque, en un principio, tenía otras metas, dice, que no pudo escoger una mejor profesión, a la cual le tiene mucha estima y pasión. "Una vida de disciplina, perseverancia y capacitación constante direccionaron mi futuro".
A pesar de haberse jubilado a fines del año pasado, Kunstek seguirá realizando trabajos en el área. Para ello tiene planes de volver a Cochabamba, ciudad que le vio dar sus primeros pasos. "Es lo que amo hacer".