Cuatro días para juntarnos, para encontrarnos con amigos, conocer a otros... pero, sobre todo, cuatro días después de los cuales no vamos a volver a ser los mismos.
Autobuses, muchos kilómetros, maletas, reencuentros, colocarse, preparados, listos...
Aprendimos con las charlas, los testimonios, las predicaciones... Presentando una nueva manera de vivir las cosas de Dios.
Momentos de compartir, de encontrarse con el otro y de dejarse guiar. Para nosotros, como para Dios, lo más importante eres tú. Por eso, que todos tengamos una persona de referencia en la que apoyarnos, resolver dudas o simplemente charlar de nuestras cosas es imprescindible.
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