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Wolfgang Paalen y el Surrealismo en México EXPOSICIÓN VIRTUAL

Introducción

Desde 2005, el Museo Franz Mayer resguarda una colección de obras y el acervo personal del artista austriaco Wolfgang Paalen gracias a una donación que realizó la antropóloga Isabel Marín. Este conjunto permite dar cuenta de la vida y obra de un polifacético artista que llegó a México en 1939 en compañía de su entonces esposa Alice Rahon y Eva Sulzer, una amiga mutua. En el aeropuerto lo recogieron Frida Kahlo, Diego Rivera y Juan O ´Gorman, tres representantes principales de los artistas antifascistas mexicanos.

A partir de su llegada, Paalen fue un impulsor y un miembro singular dentro del Surrealismo, incluso se puede decir que tomó una postura disidente frente a André Bretón. Sus dibujos, objetos surrealistas y pinturas experimentales, estuvieron orientadas a integrar al arte nuevos planteamientos derivados de la antropología, la etnografía, la filosofía, la física especulativa y la astrofísica. Su actitud renovadora, su concepto del arte como posibilidad y el potencial que Wolfgang vio en otras expresiones artísticas -como el arte amerindio- le permitieron trazar un camino a partir del cual no solo aportó nuevas técnicas y soluciones formales, sino que también planteó nuevos significados. Su trabajo artístico fue una rica fuente de inspiración que estimuló y se anticipó a las obras de artistas como Jackson Pollock, Barnett Newman, Mark Rothko y Clyfford Still.

El Vellocino de oro, Toison d´or , 1937. Óleo sobre tela.

En 1940 Paalen, André Breton y el poeta peruano César Moro organizaron en México la V Exposición Internacional de Surrealismo. Considerada la primera exposición en la que convivieron obras de artistas locales e internacionales, como Max Ernst, Hans Harp, Wassily Kandinsky, René Magritte, Pablo Picasso, Man Ray, Eva Sulzer, Frida Khalo, Carlos Mérida, Álvarez Bravo, por mencionar algunos.

La inauguración de la exposición, realizada en la Galería de Arte Mexicano (GAM) de Inés Amor, atrajo la atención de la prensa, debido a que el evento inició con la presencia de Isabel Marín vestida con una túnica blanca y la máscara de una gran mariposa.

En estrecha relación con esta pintura, quizás una de las más representativas de su producción artística, Eva Sulzer y el austriaco diseñaron el atuendo con la finalidad de que Isabel -con quien años después se casó- realizara, a la manera del happening (corriente que tomó mayor impulso en la década de los cincuenta) un acto de aparición como “Gran esfinge nocturna”.

Este onírico paisaje compuesto por varias figuras femeninas y estructuras abstractas, forman parte de dos intereses fundamentales en la producción pictórica y escultórica de Paalen.

Por un lado, la idea que los surrealistas tenían del cuerpo femenino como fuerza creadora y objeto central del arte. Y por el otro, las formas que toman sus figuras ponen de manifiesto el interés que en él despertaron las esculturas, de perfiles redondeados y con pocos detalles de las Islas Cícladas, del Mar Egeo.

Paisaje azul, ca.1936. Óleo sobre tela

Paalen realizó pocos retratos a lo largo de su trayectoria artística. En Monsieur Teste, el autor representó un personaje literario. El protagonista del libro de título homónimo, escrito por el poeta francés Paul Valéry en 1929.

Entre sombras y a partir de pinceladas que no permiten distinguir muy bien al Sr. Teste, el retrato da cuenta de un personaje de aproximadamente unos 40 años, sin ningún rasgo especial, que habla sin gesticular, no sonríe y apenas saluda.

Señor Teste, Monsieur Teste, 1948. Óleo sobre tela

Un año antes de su llegada a México, en 1938, junto a Marcel Duchamp, Man Ray y Salvador Dalí, Paalen participó en el diseño y montaje de la Exposición Internacional de Surrealismo, realizada en la Galería de Beaux Arts de París.

La exhibición fue clave para el movimiento, ya que en ella realizó una instalación ubicada bajo el techo de sacos vacíos de carbón de Duchamp. Esta consistió en: un estanque con agua, plantas acuáticas, hojas secas y tierra del cementerio de Montparnasse, de París.

Denise Bellon (París, Francia, 1902 – 1999). Paalen junto a su instalación Avant la Mare en la Exposición Internacional del Surrealismo. París 1938. Plata sobre gelatina

Uno de los principales planteamientos adoptados por aquellos que comulgaban con la corriente surrealista fue su renovada apreciación del mundo de los objetos.

En diálogo con Marcel Duchamp y otros artistas, Wolgang Paalen buscó ir más allá de las convenciones que rigen la percepción que tenemos y la manera en que nombramos a los objetos. Por lo cual produjo una serie de objetos que con su sola presencia física, debían ser capaces de incidir y alterar nuestro entendimiento del mundo.

El yo y el mismo, Le Moi et le Soi, 1937. Madera tallada

Poco antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial, creó con huesos de ave El genio de la especie. Un objeto que remite a un estado ulterior de la vida, y a su vez representa una materialización de su idea de las armas y los descubrimientos científicos como nuestros protectores, pero también como instrumentos capaces de hacernos perder todo sentido de lo humano.

El genio de la especie. Le Génie de l´Espèce, 1938. Hueso

En consonancia con sus objetos surrealistas y sus pinturas cósmicas, este proyecto para mural fue elaborado sobre un soporte irregular sostenido por tres barras de acero, que le dan la apariencia de estar flotando en el espacio.

Las dinámicas formas y pinceladas vertidas en él, permiten comprender la manera en que Paalen entendía el muralismo. En contraposición con el arte regionalista y la producción impulsada por la Escuela Mexicana de Pintura y el Estado mexicano, Paalen creó este objeto, que lejos de integrarse con la arquitectura o de privilegiar lo exótico y pintoresco del arte americano, buscó actualizar las formas del mural desde la óptica de las vanguardias modernas.

Proyecto para mural, ca. 1945. Óleo sobre tabla

A mediados de la década de los treinta, Bretón impulsó a los artistas a que crearán nuevas técnicas. Paalen no tardó en desarrollar el fumage, una técnica pictórica que consiste en: pasar una vela encendida sobre el lienzo, con la finalidad de impregnar los rastros de humo sobre tal superficie.

A partir de estos rastros el artista creó una serie de figuras, paisajes y personajes que muestran su interés por generar y re-interpretar personajes de la mitología y el totemismo, así como el culto a la diosa madre y la epifanía impulsada por el miedo.

En varias pinturas, como Paisaje totémico de mi infancia o El Combate de los Príncipes Saturnianos, el humo sugiere ciertas formas que el artista completó con óleo. En este caso, Orfeo nos recuerda la metamorfosis de un ser mitológico e indefinido que es una combinación entre humano y animal.

Orfeo, Orphée, 1938. Óleo y fumage sobre lienzo

Con la técnica fumage también creó obras de carácter más abstracto que evocan un espacio compuesto de formas y líneas que se entremezclan.

A diferencia de Orfeo, este fumage no buscó asociarse con ninguna figura o personaje mitológico. Observamos unas formas caprichosas que se definen accidentalmente por el fuego, gesto por excelencia del llamado automatismo plástico. Un método impulsado por los surrealistas, en cual que el artista suprimía el control consciente y permitía que el inconsciente predominara en su proceso creativo.

Fumage, 1940. Óleo y fumage sobre tela
La Concha, Le Coquillage, 1941. Óleo sobre tela

Una de las tesis centrales de Paalen fue: conjugar la ciencia con el arte desde el poder de la imaginación.

A principios de la década de 1940 empezó a elaborar una serie de pinturas llamadas Cósmicas, que buscan dar visibilidad a aquellos espectros y dimensiones de la realidad, que nos rodean y que constituyen el universo. Entre ellas, lo átomos, las galaxias, las nebulosas, las estrellas y otros cuerpos que están fuera del alcance de nuestra percepción.

Entre 1941 y 1945 su producción estuvo centrada en articular la indivisibilidad del espacio cósmico con la experiencia humana. Muchas de estas obras fueron expuestas en algunas muestras individuales que el artista realizó en la galería Art of this Century de Nueva York y en México.

A través de un conjunto de dinámicos tornados, que algunas veces se interceptan y convergen entre sí, el espacio pictórico goza de gran profundidad. En esta pieza Paalen mostró su interés por representar no solo las distintas capas del tiempo y el espacio, sino también el turbulento flujo que para él involucraba el espacio macro cósmico.

Polaridades cromáticas. Polarités Chromatiques, 1942. Óleo sobre tela

Durante su estadía en América, Paalen se fue distanciando de la ideología surrealista y de todos los “ismos” del arte y la filosofía. A cambio, se planteó realizar una actualización de las formas y de los procesos artísticos de los pueblos del continente.

Este dibujo fue elaborado sobre un papel amate. Dicho papel, que ha sido manufacturado y utilizado como soporte desde tiempos prehispánicos, se crea a partir de la corteza de ciertos tipos de plantas.

La irregularidad del soporte, su color, textura y transparencia, permitieron a Paalen integrar formas, figuras e ideas propias del arte americano, pero también técnicas y materiales con los que experimentó y creó desde pinturas y obras gráficas, hasta esculturas y objetos surrealistas.

Dibujo, ca. 1945. Tinta sobre papel amate