Bachata, zona erógena de Nicoya En Nicoya, la bachata se baila con gusto e ignorar esa afición es casi imposible. Visitamos los salones de baile más famosos en el cantón para sentir sus pasos y registrar sus gestos.

Por David Bolaños

La bachata es la nueva balada. El DJ Marbel Arias dice que está convencido de ello mientras decenas de parejas bailan al ritmo de “Se desesperaba”, de Ricardo Montaner, en el restaurante Tío Juan, en Nicoya, un jueves de setiembre.

“Cantantes de música romántica como Ricardo Montaner se vieron obligados a cantar bachata. Es un ritmo que, no importa donde se ponga, la gente lo conoce”, añade Arias, quien tiene 27 años de diseñar repertorios en los salones de baile guanacastecos.

La bachata llena los salones. Durante cada canción, los ojos se cierran, las parejas se pegan y el sudor corre. Unos se mueven tan alegres como en un merengue; otros cantan con despecho los versos de la canción y alguna pareja joven se habla al oído y ríe casi a hurtadillas. Varias parejas solo se miran directamente a los ojos sin decir palabra. En la bachata se es sugestivo porque sí.

“Los movimientos de la bachata son, sobre todo, desplazamientos con trabajo de cadera y dorso, y es muy sensual si se trabaja bien. Los desplazamientos se hacen de derecha a izquierda y las flexiones de rodilla marcan el centro. Tiene vueltas un poco similares a la salsa, pero el movimiento general es muy diferente”, explicó Óscar Godínez, instructor de baile.

Godínez brinda sus clases en un salón del hogar de ancianos de Nicoya. Allí, él intenta explicar a sus alumnos que la sugestividad de la bachata es más que un “repello”.

“A la hora de bailar bachata, la gente como que se encoge en torno a la pareja. Debe buscarse una estética a la hora de bailar: ambos deben estar regios”, aclaró el bailarín.

Así, es posible concluir que muchos de los pasos de bachata que pueden verse en los salones de baile son mañas aprendidas por intuición. Qué importa: el baile es, entonces, un error que se disfruta.

En Guanacaste se baila o se muere: “Si usted no sabe bailar acá, usted está muerto socialmente”, me advirtió Walter en su taxi de camino al Rancho del Bosque, en el distrito nicoyano de Mansión. “Se lo pongo así: si usted no baila, tiene 70% menos de posibilidades de ‘coger’. Si baila, tiene 70% más”, agregó el chofer. En la pista de baile hay motivaciones universales.

Feriado y con pago de quincena, la efeméride del 15 de septiembre no fue excepción para salir a bailar en Tío Juan.
Los restaurante invierten en sonido y luces para abrir espacio y convertir sus salones en pistas de baile.
La proyección de videos musicales se fusiona con las sombras de las parejas durante un repertorio de bachata en el restaurante Del Bosque, en Mansión de Nicoya.
Los salones de baile son una concurrida manera de disfrutar las noches en Nicoya. Las sensuales posturas de una buena bachata son una obligación.
Los sábados por la noche, el baile ‘se arma’ en El Bosque. Allí, inician y cierran con un segmento de bachata.
La bachata es un ritmo que se toca. Las bailarinas suelen jugar con la postura de las manos al abrazar a sus parejas.

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