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Sé un Embajador

Si el presidente de tu país te llamara para decirte: "Te estoy nombrando embajador", ¿Qué es lo segundo que harías?

Supongamos que lo primero sería asegurarte que realmente es el presidente o levantarte del piso. Seguramente, lo segundo que harías sería preguntar: "¿Embajador? ¿a dónde?" Ciertamente tendrías que dejar tu país. Eso es lo que hace un embajador. Van a otro lugar para representar a su país, para llevar mensajes; e incluso para encarnar los principios de su país y ser su símbolo en otro lugar. Con eso en mente, piensa en 2 Corintios 5:20: "Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios." Pero si ese es el punto, ¿por qué Pablo usó la palabra "embajadores" en lugar de "representantes"?

Al igual que en español, esas son dos palabras distintas en el griego del Nuevo Testamento. Un embajador es en efecto un representante, pero un tipo de representante muy específico. Un embajador es un representante que es enviado, y eso tiene mucho sentido cuando recordamos quién era Pablo: un misionero, uno que fue enviado. Pablo se refiere a sí mismo como un embajador en Efesios 6:17-20: "Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios; orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos; y por mí, a fin de que al abrir mi boca me sea dada palabra para dar a conocer con denuedo el misterio del evangelio, por el cual soy embajador en cadenas; que con denuedo hable de él, como debo hablar."

Pablo pudo habernos llamado "representantes", pero no lo hizo.

Claramente, Pablo se refiere a su papel en la difusión del evangelio como embajador. Esto se vuelve más claro si miramos 2 Corintios 5:20 en el contexto de los versículos circundantes: 18,19, 21:

"Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.

Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios. Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él."

Un embajador es un representante que es enviado. Y eso tiene mucho sentido cuando recordamos quién era Pablo: un misionero, uno que fue enviado.

Se nos ha dado el ministerio de la reconciliación, un ministerio para el mundo, y eso es lo que nos convierte en embajadores. Entonces, ¿Adónde llevarás la palabra de reconciliación? ¿En tu lugar de trabajo y en tu entorno? ¿En un lugar cercano que necesita conocer al Dios que planea una esperanza y un futuro para nosotros? ¿O tal vez en un lugar distante donde hay pocos o ningún creyente? Ya ves, recibiste "esa llamada" de la que hablamos al principio de este artículo. Sólo que vino de alguien mucho más alto que el presidente. Ve a ser Su embajador.