"Entonces los israelitas se llevaron su masa de pan sin agregarle levadura. Envolvieron las tablas de amasar en sus mantos y las cargaron sobre los hombros. Los israelitas hicieron lo que Moisés les había indicado: pidieron a los egipcios ropa y objetos de plata y de oro. Y el Señor hizo que los egipcios miraran con agrado a los israelitas, y dieron al pueblo de Israel todo lo que pidió" Éxodo 12: 34-36
Todavía impresionados por haber sido testigos del poder de su Dios, los israelitas siguieron las últimas instrucciones de Moisés. Esta vez era abandonar Egipto y salir lo antes posible camino a su libertad. En las últimas semanas observaron asombrados la mano de Dios enviando plagas a su alrededor parar terminar así siglos de abuso y esclavitud. Esa generación no conocía la libertad, esta era solo un sueño, una promesa, algo inalcanzable. Pero ante su vista ahora veía a Dios obrando por su libertad. Los versículos bíblicos arriba expuestos nos narran ese momento en que llegó la hora de salir y claramente podemos ver su actitud. NO era momento para mirar atrás, ni pensar con melancolía, ni actuar con un odio revanchista o menos era momento para preguntar ¿y ahora que haremos?. Era momento de moverse y actuar.
Estamos frente a un nuevo comienzo que nos pone ante los mismos sentimientos de aquellos minutos del éxodo. ¿Será un buen momento para mirar atrás?, ¿Le daré espacio a la melancolía de cosas pasadas?, ¿Reacciono con un odio revanchista ante los que me hicieron mal? o pregunto ¿y ahora que haremos?
El mirar atrás es una reacción muy humana. Pero con ella es imposible seguir hacia al frente. Algunos tienden a quedarse con su vista en el pasado por el miedo, las inseguridades o vagancia. La vida del cristiano es una en constante movimiento. La Biblia utiliza frases como: “sin mirar atrás” “las cosas viejas pasaron…” “prosigo al blanco”. Se nos está prohibido estancarnos en el pasado. Mirar atrás es solo permitido para aprender de los errores y no volver a cometerlos. Cuando nos enamoramos del pasado nace en nosotros la melancolía. Ese falso sentimiento de lo que fue que quisiéramos mantener o volver porque estamos convencidos que fue mejor ante lo desconocido del futuro. La melancolía nos va hipnotizando hasta que nos roba las fuerzas de continuar y la esperanza por algo mejor.
Todos nuestros pasados contienen errores y momentos desagradables que tienden a desarrollar rencor y molestia. Ambas sensaciones no nos dejarán comenzar de nuevo con un pensamiento claro y fijo hacia nuestra meta futura. Nuestro foco será el de satisfacer inútilmente ese odio con revancha y odio. Al final nunca saciará completamente el corazón, al contrario, lo apagará más sin deseo de dar un solo paso hacia al frente. Las escrituras son claras cuando nos dice que: “olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante” Filp 3:13. Por último, pero igual de dañino está el no saber qué hacer ante el futuro. Aunque siempre será totalmente desconocido, si podemos actuar, preparar y forjar un camino por el cual queremos caminar hacia el futuro. Aquí tiene una vital importancia el contar con Dios, pues es un Dios que todo lo sabe y conoce. En ocasiones lo revela, en otras nos da la capacidad para afrontarlo. Con El siempre ganamos a pesar de las adversidades, las sorpresas negativas y los desaires.
Te exhortamos a que sigas adelante en este nuevo comienzo, un paso a la vez, con la ayuda excelente de nuestro Dios. Él ha prometido estar junto a nosotros como estuvo con el pueblo de Israel a través del desierto, guiando, supliendo y dirigiendo. En El no hay cambio alguno, junto a Él no hay que mirar atrás.
Servicio Aniversario Capilla
"Cumpleaños de Jesús", La "Confra"
Santa misa "jíbara" de Adviento
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