Loading

"Qué la gente nunca diga que son malas personas por quedarse sin papá"; esa frase de mi mamá marcó mi vida Andrés Meneses, Alumni

Cinco minutos de conversación con Andrés Meneses, inclusive por medio de una videoconferencia, son suficientes para darse cuenta de la calidad de persona que es y lo mucho que tiene para ofrecer a quienes le rodean. Andrés tiene una personalidad muy agradable, una sonrisa efusiva y una claridad absoluta de que con sus acciones puede hacer de éste un mundo mejor.

Es el sexto de ocho hermanos, criado en Tres Ríos de Cartago. Fue un niño que si bien estaba muy acompañado, disfrutaba de su individualidad y desarrollaba su creatividad con distintos juegos que inventaba para pasar el rato. Estudió en la humilde escuela de su pueblo, en Calle Girales, de San Diego de Tres Ríos.

Con tan solo 9 años, sucede uno de los eventos que marcaría más su vida y la de su familia: su padre fallece de cáncer. Su mamá hizo frente a la atención de sus 8 hijos sola, pero aún con varias preguntas de cómo lo haría, tenía la certeza de que lo iban a lograr. Los hermanos mayores de Andrés, sabían que para que una familia tan grande pudiera salir adelante, iba a ser necesario el esfuerzo de todos, por lo que estuvieron trabajando varios meses a escondidas en un taller de enderezado y pintura para poder aportar a su casa.

“Desde niño fue tranquilo, responsable, estudioso, obediente y respetuoso, la lucha fue grande cuando murió mi esposo y a mis hijos les costó mucho, él era muy aplicado y por eso sus hermanos mayores le dieron lo que podían. Es un muchacho esforzado y valiente, que ha luchado por salir adelante y que tiene una gran responsabilidad” -Ada Ovares Alfaro, su madre.

Andrés fue un niño sobresaliente, empezó en el Movimiento Scout desde los 13 años y no dejó de estudiar, asistió al Liceo Nuevo de San Diego, también en Tres Ríos de sétimo a noveno. Cuando se pasó al Colegio Vocacional de Artes y Oficios (COVAO) en Cartago, sabía que no iba ser fácil, principalmente por su situación económica. Nada lo detendría, empezó a trabajar en una soda y muchas personas, entre familiares, vecinos y docentes de su antiguo colegio, le ayudaron con los mil colones que necesitaba día a día para poder costearse los pasajes del bus. Sin duda, fue un esfuerzo colectivo.

Aquí aparece Edunámica, con un aporte que se volvió sumamente significativo, no sólo para él sino para su familia, un apoyo con el que inició una bendición en su vida, como él mismo le llama. Andrés ingresa en el 2006 al Instituto Tecnológico de Costa Rica a estudiar Enseñanza de Matemática asistida por computadora.

Por distintas situaciones, debió salir en su tercer año de U para trabajar en Guanacaste, volvió y laboró 10 años más en San José, mientras retomaba sus estudios universitarios en una universidad privada. En uno de sus cuatrimestres donde las cosas no iban muy bien económicamente, Edunámica le extendió su apoya y logra finalizar su bachillerato, licenciatura y, actualmente, está por terminar su Maestría; además está cercano a finalizar su segunda carrera de Ingeniería Industrial. Labora como docente para el Ministerio de Educación Pública (MEP) desde el 2012.

“Es un buen amigo, siempre está dispuesto a dar un consejo cuando se lo pides, te va a brindar la ayuda cuando la necesités, es muy amable y es una persona buena, nunca lo he visto rendirse ante nada, siempre logra lo que quiere”. - Nathalia García, su mejor amiga.

A pesar de las distintas dificultades, nunca dejó de creer en sus capacidades y en el talento que tiene para poder apoyar a los demás en un área tan compleja para muchos como lo son las matemáticas. Desde niño se dio cuenta que tenía una facilidad para enseñar.

“Es que enseñar cambia vidas”, esto lo dice con mucho orgullo, principalmente porque trabaja con personas del Cantón de Alajuelita de entre los 15 y 67 años de edad, estudiantes que están aprovechando una segunda oportunidad y que están comprometidos con este proceso. “Cambiémosle la cara a Alajuelita” es algo que les repite constantemente.

Andrés se describe a sí mismo como una persona con “paciencia inquebrantable” y por eso también se especializó en enseñanza de personas con problemas de aprendizaje. Se destaca por ser un docente innovador, aprovechando las diversas plataformas para llevar el contenido a sus estudiantes y estando siempre un paso adelante para poder enseñar.

Pero además de todo esto, Andrés es una persona sumamente talentosa, con un gusto por el baile, el canto, la pintura y el dibujo. Aunque si algo realmente le apasiona es el senderismo y poder recorrer montañas enteras caminando. De ahí surge Urrí Treck, su emprendimiento, el cual comparte orgulloso con su pareja desde el 2009. Juntos inician con su pequeña empresa, que ofrece experiencias de caminatas por senderos de Costa Rica, llevando a las personas a conocer lugares indescriptibles.

Andrés ha seguido de cerca su trabajo con Edunámica, ahora devolviendo un poquito de lo mucho que aportó la asociación a su vida. Se ha destacado su participación en los campamentos con los chicos de alto potencial y trabajo con Aldeas Infantiles.

Un mensaje que comparte: “a las y los chicos que actualmente son parte de la asociación, no se quedan con las ganas, si quieren hacer algo, háganlo, busquen siempre ser felices, esfuércense al máximo por eso. A Edunámica: mil gracias, no hay palabras para el agradecimiento que tengo, ustedes fueron un respiro en mi vida”.