Ligera mi carga

Todo el mundo sabe lo beneficioso que es el ejercicio de correr. Quizás uno de los más completos, sencillos y fáciles. A finales del año pasado me sentí tentado a correr por mi calle. Mañana tras mañana hacia el esfuerzo de levantarme temprano y cubrir varias veces la longitud de mi calle, que para mí más que suficiente. Aclaración: el 75% de la trayectoria era caminando. Poco a poco decía: “mañana corro por más tiempo”. Este fue mi plan: mi calle tiene 5 reductores de velocidad (“lomos”), mi proeza era llegar a uno corriendo y al otro caminando, y así sucesivamente. Por complicaciones en mi salud suspendí mi rutina mañanera. Cinco meses más tarde y luego de una intervención quirúrgica, los doctores me aconsejan volver a los ejercicios. Volví a mis tenis, mi ropa deportiva y regresé a mi calle. Esa primera semana fue igual, pero con buen ánimo. Una tarde me dije: “¿Y si corro toda la calle de ida y camino de regreso?”. Así hice y lo logré, día a día me ponía una meta nueva y la lograba sin mayor esfuerzo. Mi sorpresa era como los dolores de mis rodillas y pies no eran tan fuertes que me permitían seguir. Hoy mi calle me es pequeña para mis carreras y estoy corriendo cerca de 2 millas diarias. ¿Qué pasó? ¿Cómo lo logré? ¿Qué hay distinto? La contestación lógica es “menos carga”.

Ahora que comencé a correr por segunda vez tengo cerca de 35lbr menos resultado de la recuperación de mi salud. Mi cuerpo se siente más liviano y por eso mis rodillas y mis pies responde con más fuerza. Ciertamente el peso me hacía más difícil seguir y en ocasiones hasta me detenía.

Jesús nos aseguró: “ligera es mi carga” Mt 11:30b. Son muchas cosas negativas en nuestra vida que al pasar los años nos hacen peso. Malas experiencias, falta de perdón, heridas emocionales, problemas de salud o físicos, todos van creando un peso que nos va deteniendo haciendo imposible seguir hacia el próximo “lomo”. Todos sabemos que si no hacemos algo nos detendrá. El deseo de nuestro Dios es que prosigamos hasta lograr nuestro propósito. El no garantiza una vida sin cargas, pero sí nos brinda ayuda para cargarlas; mejor aún El las quiere sustituir. Su carga ligera no es otra que la correcta, la que verdaderamente fue creada para nosotros, justa y perfecta. Y como si fuera poco, El estará con nosotros, no tomando mis cargas, pero si sosteniéndome y dándome fuerzas en el día que no pueda más. Esta es una de esas razones por la cual amamos a Jesús, quien tomó las cargas del pecado y las llevó cautivas a la cruz. Jesús conoce tus cargas, ven y sorpréndete hasta donde puedes llegar cuando tomas la ligera carga de nuestro Dios.

Confraternidad de Estudiantes Cristianos

"La Confra"

Todos los miércoles 1:00pm. Capilla