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Distopía EL Hospital de dénia durante el covid-19

Crónica del COVID-19 desde las entrañas de un hospital

Fotos: Alejandro Gornemann. Texto: Rocío de la Vara

16/04/2020

Héroes es un resumen gráfico de alguno de los intensos momentos vividos por los profesionales del Hospital de Dénia durante la pandemia de COVID-19.

Los hospitales son organizaciones extremadamente complejas y, tras declararse el estado de alarma, en cuestión de horas, hubo que cambiar casi todos los procedimientos y los circuitos de pacientes. Los profesionales se tuvieron que adaptar rápidamente pero, además, hubieron de enfrentarse a una de las situaciones más extremas que han vivido en el campo profesional.

Nos quedamos con el aprendizaje, con haber podido salvar vidas, con la puesta en valor de nuestra profesión, con alguna que otra secuela de la enfermedad pero, sobre todo, con el sentimiento de unión y compañerismo que nos ha servido de estímulo y acicate durante todo este periodo.

Este es el relato gráfico, tomado por nuestro compañero Alejandro Gornemann en el Hospital de Dénia, cuando toda España estaba confinada.

Nos cuesta reconocernos por los pasillos y, si lo hacemos, nos saludamos con la distancia que nos marca la prudencia pero, sin embargo, nos sentimos más cerca que nunca los unos de los otros.

Los pasillos se hacen interminables porque el día a día simplemente ya no discurre por ellos. No hay ancianos desorientados, ni niños enrabietados, ni pacientes quejosos por tener que pasar por chapa y pintura. El real decreto nos dejó a todos con la actividad de un domingo, que no es domingo, y que ya empieza a durar demasiado.

No hay nadie. El COVID-19 se ha llevado de un plumazo la algarabía de la cotidianidad

Los despachos están prácticamente vacíos, porque la mayoría de los profesionales no-asistenciales trabajamos desde casa. En algunos se dislumbra una luz tenue, como de vigilia. Te acercas y descubres a un compañero con la mascarilla preceptiva, pegado a la pantalla del ordenador. Levanta la vista y parece que sonríe con la complicidad del que se sabe semejante y con la suerte de estar ahí, trabajando. Otros muchos están en cuarentena o aíslados.

Los sanitarios desfilan con el aire de carnaval futurista que les confieren los ya famosos EPI's, Equipos de Protección Individual. Caminan de esa guisa, rápidos y cabizbajos, por la sucesión de “fingers”que comunican las distintas áreas asistenciales del hospital.

Los pasillos de la planta de hospitalización son una carrera de obstáculos de limpieza, cartelería, lencería, medicación, cubos de desechos y hombres fumigadores que recorren el edificio desinfectándolo.

Es aquí, en la planta, donde la mayoría de los pacientes COVID pasan la mayor parte de su tiempo de hospitalización. El Servicio de Medicina Interna ha trabajado sin descanso adaptándo los protocolos que iban llegando del Ministerio y la Conselleria de Sanitat para el correcto abordaje de los pacientes y la seguridad de todos los profesionales.

El coronavirus nos deja un paisaje insólito en todas las estancias del hospital

Las Urgencias se han dividido en dos grandes bloques: uno para pacientes respiratorios y el otro, llamado circuito limpio: el habitual.

Los días del estado de alarma pasan a ritmo de “timelapse”, con los picos de presión asistencial que marca la actividad, solo interrumpida por algún vecino, empresa o institución que traen comida, vitaminas, mascarillas…la marea solidaria está siendo un verdadero tsunami. Los sanitarios les reciben con la misma emoción y y agradecimiento con los que encajan los aplausos diarios de las 20:00.

La UCI, Unidad de Cuidados Intensivos, es el verdadero epicentro de la pandemia. La mayor parte de los pacientes ingresados lo son por COVID-19. Aquí los profesionales se la juegan a cada minuto. Saben que la virulencia indiscriminada de este virus les puede hacer pasar a cualquiera de ellos por el mismo trance. No en vano, tuvimos a un compañero médico de Urgencias ingresado. Muchos preguntamos por él casi a diario. Nos tuvo en vilo 23 días pero, la profesionalidad y el tesón de sus compañeros, le sacaron para adelante. Los periódicos locales lo calificaron de "milagro" y "resurrección", por coincidir además con los días de Semana Santa. De manera que aquí, como en el resto del Departamento de Salud, la empatía y los cuidados extremos con los pacientes están más que garantizados.

En la UCI, la Unidad de Cuidados Intensivos, es el verdadero epicentro de la pandemia. La mayor parte de los pacientes ingresados lo son por COVID-19. Aquí los profesionales se la juegan a cada minuto

Las legiones de sanitarios se clasifican por colores y por mayor o menor cantidad de epidermis y mucosas expuestas. Los COVID de la planta se han puesto el uniforme de los presos de “Guantánamo”: el pijama naranja, que es el que normalmente se utiliza en el bloque quirúrgico.

Los ataviados de “Guerra de las Galaxias” son precisamente los de las trincheras

Los ataviados de “Guerra de las Galaxias” son precisamente los de las trincheras: contacto directo con pacientes COVID y manipulación de aerosoles. Los encuentras en la las Urgencias, la UCI y la planta de ingresados por coronavirus.

Llevar varias capas de tela, más una mascarilla, más las propias gafas, otras de bucear y una pantalla, no dan oportunidad al despiste ni al desaliento. Sin duda, hoy son los auténticos héroes

Todos ellos desprenden un cierto aire de valentía, vocación, profesionalidad y tesón, como si de un antídoto contra el “bicho” se tratara. Esa introspección que les confiere el uniforme les hace más insensibles a los estímulos externos para poner el foco, sin apenas pestañear, en los pacientes. Pero claro, llevar varias capas de tela, más una mascarilla, más las propias gafas, otras de bucear y una pantalla, no dan oportunidad al despiste ni al desaliento. Sin duda, hoy son los auténticos héroes.

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Credits:

Alejandro Gornemann