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Raíces y neuronas La vida secreta de las plantas

Ya en 1880, Charles Darwin, en su libro The Power of Movements in Plants (El Poder del Movimiento de las Plantas), intuía que los organismos vegetales podían tener, en su sistema radicular, una estructura similar al cerebro de los animales. Esta hipótesis fue ignorada durante años pero, recientemente, se ha evidenciado que en el ápice de las raíces de las plantas existen un conjunto de células que funcionan como neuronas. Estas células procesan e integran la información ambiental y liberan sustancias químicas (hormonas) que permiten a la planta responder en consecuencia. Este sistema no se encuentra solamente en los individuos adultos sino también en las semillas: el "centro de control neuronal" evalúa las condiciones ambientales y decide cuándo es el momento apropiado para germinar.

Partiendo de esta premisa, no resulta descabellado hablar de la sensibilidad, la memoria, el comportamiento o incluso la inteligencia de las plantas.

LOS 20 SENTIDOS DE LAS PLANTAS

Las plantas posen moléculas fotorreceptoras que les permiten captar la calidad y la cantidad de luz, además de otros estímulos visuales. De hecho, se han llegado hacer fotografías utilizando hojas de plantas como lentes, y se ha sugerido que este mecanismo de visión es el que permite a ciertas especies trepadoras imitar la forma, el color y el tamaño de las hojas de sus vecinas como una forma de mimetismo para evitar la depredación.

Los organismos vegetales también son capaces de detectar sustancias volátiles (olor) y sustancias químicas (gusto), y presentan canales mecanosensitivos mediante los cuales pueden percibir vibraciones o cambios de presión (oído y tacto). Los expertos, además, definen otros 15 sentidos extra, entre los cuales, encontramos la capacidad de sentir la gravedad y los campos electromagnéticos.

Todos estos sentidos son utilizados por las plantas para comunicarse entre sí y con otros organismos. Por ejemplo, cuando un individuo es atacado por un depredador (hervíboro), puede liberar sustancias volátiles para avisar a los demás, los cuales, responderán produciendo componentes tóxicos o repelentes. También, las plantas que son víctimas de los insectos pueden generar sustancias específicas que atraen a depredadores de estos parásitos para controlar sus plagas.

Este sistema de comunicación se enriquece bajo tierra gracias a una red de hongos que mantiene las raíces de las plantas conectadas y que les permite intercambiar nutrientes e información útil para su supervivencia y la de toda la comunidad.

La simbiosis entre los hongos y las raíces de plantas (micorrizas) es una estrategia altamente eficiente que, además de para comunicarse, las plantas utilizan de forma flexible para eliminar competencia y cuidar de sus retoños o, incluso, de sus mayores. Peter Wohlleben, forestal alemán y autor del best-seller La vida secreta de los árboles, inicia su relato con el descubrimiento, en uno de los bosques que gestiona, de un tocón sin hojas que permanecía vivo gracias a los nutrientes que bombeaban los árboles colindantes mediante este sistema de micorrizas.

Tocón (parte del tronco unida a la raíz que queda al talar o partirse un árbol)

la escolarización de las plantas

Los organismos vegetales pueden "aprender" de formas diversas. Por ejemplo, tras una sequía, la experiencia les "enseña" a los individuos a racionar el agua disponible en el suelo para evitar agotar rápidamente las reservas.

Además, aunque no nos percatemos, las plantas se mueven y el juego social, uno de los mecanismos de aprendizaje más eficientes del mundo animal, también lo podemos describir en el mundo vegetal. Stefano Mancuso, experto en neurobiología de las plantas, observó cómo los brotes de girasol que crecían juntos "aprendían jugando" a orientarse correctamente hacia el sol, mientras que aquellos que germinaban solos, tenían dificultades para posicionarse.

Las plantas tienen memoria a largo plazo que, en ocasiones, supera a la de algunos animales. La investigadora Monica Gagliano descubrió, en ejemplares de Mimosa pudica, su capacidad para habituarse a un estímulo. Estas plantas, cuyas hojas se cierran en cuanto las tocamos, dejaban de reaccionar de esta manera tras la presentación reiterada de un estímulo. La planta inhibía este mecanismo de defensa incluso pasados varios días desde la exposición.

Peter Wohlleben habla, incluso, de que los árboles madre utilizan métodos pedagógicos en la educación y crianza de sus retoños. Los árboles más jóvenes tienen una predisposición a crecer rápidamente, lo que es contraproducente para su supervivencia. Para ser fuertes y resistentes es necesario que crezcan a un ritmo más pausado. Con la deprivación de la luz que proporcionan las madres con sus densas copas aseguran el correcto desarrollo de sus sucesores.

Nuevas fronteras

Stefano Mancuso defiende que las plantas tienen conciencia, son capaces de resolver problemas complejos y son organismos que interactúan y se comunican activamente. Experimentos recientes muestran que, además, son capaces de producir sonidos.

A pesar de que aún es pronto para poder asegurar que los organismos vegetales se comunican mediante sonidos, esta capacidad de las plantas ya se está utilizando, por parte de varios artistas, para crear piezas musicales.

¿Podríamos hablar de la personalidad de las plantas? En la descripción de muchos de sus comportamientos se intuye que existe cierta variabilidad entre individuos y especies a la hora de responder a un estímulo o adaptarse a los cambios.

La "avaricia" o "imprudencia" de algunos individuos en el racionamiento de los recursos, o incluso la "timidez" de algunas especies a la hora de evitar entrar en contacto con otros ejemplares (foto), serián algunos ejemplos.

Es posible que existan individuos o comunidades con una particular idiosincrasia, pero tendremos que esperar a que la ciencia saque sus propias conclusiones.

Volviendo a la raíz de la cuestión

Un sistema nervioso como el nuestro

Las últimas investigaciones indican que los mecanismos de señalización molecular de las plantas funcionan de manera similar a los que encontramos en el sistema nervioso de los animales. Ante una herida, la planta responde mediante la difusión de calcio desde la zona dañada hacia todas partes, lo que desencadena la producción de sustancias de defensa.

Los autores creen que, al igual que ocurre en los animales, el glutamato es el responsable de este flujo de calcio.

Está claro que las plantas son organismos extremadamente complejos a los que hemos subestimado durante siglos por nuestra incapacidad para comprenderlos. Aún así, son capaces de manipularnos y viven activa e intensamente, aunque a una escala de tiempo muy distinta a la nuestra...

Referencias

Mancuso, S. (2017). El futuro es vegetal. Barcelona, Galaxia Gutenberg, S.L.

Wohlleben, P. (2016). The hidden life of trees: What they feel, how they communicate—Discoveries from a secret world. Greystone Books.

Created By
Iván García-Nisa
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Credits:

Created with images by Blake Weyland - "Nevada sagebrush on black" • Timothy Eberly - "Withering leaves in macro" • Fabrizio Verrecchia - "untitled image" • LUM3N - "forest forest floor humus" • Annie Spratt - "Moss on tree stump" • 753tomas753 - "forest stump wood" • Courtney Judd - "untitled image" • AK¥N Cakiner - "Have a smile!" • Ari Spada - "untitled image" • Annie Spratt - "Ivy growing up a tree trunk" • ViniLowRaw - "In to the woods" • Atanas Dzhingarov - "Rooted in Colour"

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