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viaje a las entrañas de la sierra Por: hansel Vásquez

02 de marzo 2020

EL CLAMOR DE UN TERRITORIO SAGRADO

El 25 de febrero de 2020, la misión humanitaria de la defensoría del pueblo aceptó la invitación de los pueblos indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta para escuchar sus peticiones y preocupaciones.

En los adentros de un territorio sagrado se encuentra «el corazón del mundo» para los pueblos indígenas arhuacos, wiwas, koguis y kankuamos: la Sierra Nevada. En este espacio, de bosques nubosos, extensa riqueza natural y tierra fecunda, donde perviven las más puras civilizaciones de nuestro país, la huella de la violencia amenaza con alterar su equilibrio por el asedio de grupos armados que históricamente han visto su suelo como territorio de conquista.

Un indígena kogui avanza con una mula cargada hacia su asentamiento.

Desde Uranio hasta Mankwaxa, el camino es agresivo. A lomo de mula o a pie se llega al territorio donde viven los Kogui.

El pueblo Kogui de San Antonio, o conocida en su lengua indígena como Mankwaxa, está ubicado en pleno corazón de la Sierra Nevada de Santa Marta, a 1.300 metros sobre el nivel del mar. Su población es de 26 familias compuestas por 480 personas, aproximadamente. En toda la Sierra hay casi 500 familias, un aproximado de más de 3.000 personas.

Para entrar al territorio sagrado es necesario tener la autorización del mamo y pasar por un ritual donde se le coloca un par de aseguranzas a las personas que se dirigen a ese lugar.

Las mujeres utilizan collares de colores.

A medida que avanzan, los hombres llevan en sus manos el tradicional poporo, objeto cuya base es un calabazo que en su interior tiene ralladura de concha de nácar.

En el calabazo, los indígenas introducen un palo que lo impregnan del polvillo blanco y se lo llevan a la boca para mojarlo con el sumo de la coca que mastican. Esa mezcla la van untando en el calabazo y se van formando capas de un material de color amarillo y verdoso.

Dentro del pueblo indígena las casas no tienen división. Es un salón grande donde está todo agrupado y sirve para todas las funciones.

Mujeres caminan por la aldea. Se observa que el techo de las chozas o del juw (en nombre kogui) está hecho de hojas de palma como de 7 metros de altura. En la parte superior de la casa hay dos puntas que representan las antenas de un escarabajo y son utilizadas para comunicarse con la naturaleza.

En el segundo día de la misión, los indigenas manifestaron al defensor del Pueblo su preocupación por la reaparición de los grupos armados en la zona y por lo que el turismo le está haciendo a la sierra.

Su preocupación por el ingreso de las ONG y las iglesias cristianas en el territorio sagrado representa para ellos una amenaza, sobre todo para sus costumbres y la identidad cultural de esa población.

El baile tradicional también es usado en las épocas de cosechas o sequías para llamar la lluvia hacia la Sierra.

Al ritmo de la kajá, la kuizi y la maraca, hombres y mujeres de la comunidad kogui danzan por la naturaleza y por la posibilidad de encontrar soluciones.

ArHuacos

En el tercer día de camino, la misión visitó el pueblo Arhuaco, ubicado en el sector conocido como Perico Aguao.

La comunidad de Katansama, en la vereda de Perico Aguao, Magdalena.

El mamo arhuaco Camilo Izquierdo manifestó al defensor del Pueblo sus inquietudes con respecto a temas ambientales en la Sierra y en el Tayrona, además del temor de quedar en el olvido por parte de las entidades estatales y hacerle frente a la inseguridad.

Las mujeres de la tribu preparan la lana y el algodón que se utilizará para tejer las típicas mochilas.

Ellas realizan un baile al son del tambor y una flauta.

El encuentro finalizó con la entrega de unas piedras por parte del defensor a los indígenas, calificadas como sagradas. Tras el acto, la comunidad ofreció un baile tradicional a los funcionarios y asistentes como muestra de agradecimiento por la visita.

Created By
Hansel Vásquez
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Credits:

Fotos: Hansel Vásquez  - EL HERALDO