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El único deporte amateur en México capaz Llenar Estadios El fútbol americano

Alberto García Ramos / receptor

Fue el 24 de agosto de 2019 cuando Andrés Manuel López Obrador, entonces presidente electo de México, declaró por primera vez de manera pública que una de sus prioridades para impulsar el deporte bajo su mandato iría de la mano con su más grande pasión, el béisbol:

“El programa deportivo 2018-2024 tendrá tres vertientes: actividad física y deportiva, en todos lados, para la salud y el bienestar; de alto rendimiento para ganar muchas medallas; y el béisbol, escuelas y formación de prospectos para grandes ligas”, así lo escribió en un tuit desde su cuenta personal de Twitter, @lopezobrador_.

Luego de la cancelación del Monday Night Football en el Estadio Azteca en noviembre de 2018, Roger Goodell, Comisionado de la NFL (la liga profesional de fútbol americano más importante del mundo) se reunió con el ejecutivo mexicano. López Obrador reiteró que no sólo se va a tratar del beisbol, sino también de expandir la diversidad de disciplinas en la cultura deportiva mexicana: "Apoyaré (…) también el futbol soccer, el americano, el básquetbol, el atletismo, todas las actividades deportivas (…) Se van a llevar a cabo esos encuentros deportivos el año que viene”, refiriéndose al partido de la NFL que se acordó para 2019 en el Estadio Azteca.

Sin embargo, lo que posiblemente el Presidente ignora, o al menos no destaca, es que tiene una potencial mina de oro en un deporte que por sí sólo mantiene una enorme tradición, pero sobre todo, una afición incansable: el fútbol americano universitario.

El fútbol americano de manera comercial es famoso por la liga profesional estadounidense, la NFL. En México, sin embargo, ya son más de 100 años de historia del mismo deporte a nivel estudiantil, es decir, amateur, sin una liga profesional longeva que lo promueva en territorio mexicano.

De la mano de la rivalidad institucional entre la Universidad Nacional Autónoma de México y el Instituto Politécnico Nacional, las dos casas de estudio públicas más importantes del país, y también la fortaleza en el norte por la Universidad Autónoma de Nuevo León, el fútbol americano se ha mantenido como el deporte amateur más relevante de la nación, que en la década de los 50 y 60, así como a principios de los 90s, demostró que su popularidad lo puede llevar hasta la esfera comercial.

Prácticamente desde la incepción del Instituto en 1936 se llevó al emparrillado el choque entre UNAM e IPN. Una rivalidad que sobrevive 81 años de historia, y que en sus mejores momentos, llegó a llenar en sus totalidad estadios como el Olímpico Universitario y el de La Ciudad de los Deportes.

La temporada 2018 tuvo dos hitos que marcan el regreso del fútbol americano a la prominencia nacional: el primer clásico Pumas - Águilas Blancas a puerta abierta en el Olímpico 68 desde 2012 , y el primer partido de fútbol americano estudiantil desde 1990 en el Estadio de la Ciudad de los Deportes, que el 21 de octubre albergó a los Burros Blancos y a las Águilas Blancas, ambos los máximos representativos del Poli.

De 1997 a la fecha, el fútbol americano ha sido dinamitado por sucesos tanto dentro como fuera de la cancha que lo han limitado en su expansión. Primero, en ese año, un incidente de grupos porriles en el Estadio Wilfrido Massieu de la Unidad Profesional Adolfo López Mateos en Zacatenco en el clásico Poli-Universidad terminaron por vetar el deporte del inmueble por 17 años, dejando sin casa a los equipos del Instituto, que tuvieron que jugar en condición de nómadas, vagando por distintos estadios de la zona metropolitana. Desde entonces, si el IPN y la UNAM se ven las caras, no es común ver partidos a puerta cerrada, o jugados en escenarios en Guadalajara, Chihuahua, Querétaro, Pachuca, lejos de los epicentros de ambas comunidades.

Posteriormente, el constante dominio de los Borregos Salvajes del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey convirtió el torneo en uno sumamente disparejo: de 1997 a 2008, los únicos equipos que obtuvieron el campeonato de la Conferencia de los Diez Grandes fueron los Borregos Monterrey (9), sus hermanos del ITESM Campus Estado de México (2) y los Aztecas de la UDLAP (1).

Fue entonces desde 2010 que las instituciones privadas se separaron para crear su propio torneo y mantener sus propios intereses, mientras que las instituciones públicas, como la UNAM, IPN, UANL y algunas privadas como la UVM y la Anáhuac, continuaron con su participación en la Organización Nacional Estudiantil de Fútbol Americano, que en 2018 cumplió cuatro décadas de existencia.

Actualmente, la ONEFA es transmitida por dos señales televisivas públicas con exposición nacional: el Canal Once y Canal Catorce. De la mano de esta difusión el fútbol americano se sigue colocando como uno de los deportes más importantes del país en un mercado que está completamente dominado por el balompié.

En la temporada 2018, fueron cuatro partidos los que generaron una convocatoria de, por lo menos, 20,000 asistentes: Águilas Blancas vs Burros Blancos, Pumas CU vs Burros Blancos (estos dos en el ahora llamado Estadio Azul), Águilas Blancas vs Pumas CU y la semifinal, Pumas vs Burros, estos últimos en el Olímpico 68 de la UNAM. Adicionalmente, la Gran Final del torneo, Burros Blancos vs Auténticos Tigres de la UANL, reportó un lleno de 13,000 aficionados, en el Estadio Gaspar Mass de San Nicolás de los Garza, Nuevo León.

El número oficial que manejó el Director del Desarrollo y Fomento Deportivo del IPN, Eduardo Vanegas, para la llamada Guerra Civil Politécnica fue de 18,000 personas, sin embargo, comentó él, no incluyó las cortesías que la misma dirección regaló a estudiantes y miembros de la comunidad del poli, lo cuál asegura, manda el número hasta los 22,000.

De la misma manera, el 27 de octubre, Pumas CU se metió a la Ciudad de los Deportes para derrotar 33-7 a los Burros. Ahí, el director del deporte en el IPN comentó una cifra oficial: 30,184. Y es que no era un número exagerado, a pesar de que ambos encuentros fueron programados a las 10 de la mañana, las aficiones de la Universidad y el Politécnico se dieron a la cita en el inmueble y se notó en el flujo de personas en los alrededores del estadio tanto antes como después del partido.

Un reconocimiento digno a las autoridades del Politécnico. En 2016 se anunció que el Estadio Azul sería demolido, y el fútbol americano no hubiera tenido oportunidad de despedirse de lo que fue, desde 1946, uno de sus hogares, o así lo dijo el legendario entrenador de Águilas Blancas, Jacinto Licea Mendoza: “Relativamente [el Estadio de la Ciudad de los Deportes] es la casa del Politécnico. Este es un estadio emblemático del fútbol americano en México.”

“Yo imagino muchas cosas, pero ésta, nunca se me pasó por la cabeza”, fueron las palabras del Doc Licea, como se le conoce al coach, en la semana previa a la Guerra Civil de la temporada. Por ésta, se refiere al regreso del FBA estudiantil al Estadio Azul. En 2018 fueron ellos los que negociaron la (re)apertura de la cancha para estos cotejos.

El Head Coach de las Águilas Blancas, Enrique Zárate, también se expresó con gran regocijo por el regreso al inmueble, donde él participó en 1990 como jugador del equipo que hoy dirige: “Lo que ganó fue la afición. Toda la gente es familia, nada de porrismo ni nada, al contrario, esta oportunidad que está dando el Politécnico a que se reviva este estadio se puede hacer con el fútbol en todos lados. Que no se hagan juegos a puerta cerrada, que confiemos en la afición”, fue el mensaje principal de Zárate luego de la derrota 21-7 de su escuadra frente a los Burros en la semana 7 del torneo.

El Director del Instituto Politécnico Nacional, Mario Rodríguez Casas, se hizo presente en el césped de la Ciudad de los Deportes por dos semanas consecutivas, tanto el domingo 21 de octubre para la “Guerra Civil Politécnica” como el sábado 27 para el Pumas-Burros.

El impulso del Poli ha sido fundamental para revivir las tradiciones dentro del inmueble, y para la ceremonia previa del Clásico, en el saludo de los capitanes de ambos equipos, fue el líder de los Universitarios, el liniero defensivo Mario Eduardo Cañas, quien se acercó a Rodriguez para conversar con él y dar un fuerte estrecho de manos. El rector de la UNAM, Enrique Graue Wiechers, lució por su ausencia, aunque en temas de fútbol americano, ya no llega como sorpresa.

“Significa todo (…) Simplemente es algo inexpicable. Vivirlo es algo que cualquiera quisiera hacer, más siendo un jugador de fútbol americano. El escenario te puedo decir que está diseñado para esto. Que la gente se dé cuenta del gran ambiente que es el fútbol estudiantil.”

Así relató la experiencia Marco Antonio Durán, quarterback de Pumas CU que en el Estadio Azul hizo su primera aparición como titular para la Universidad. Nacido en 1996, el aposento deportivo llevaba seis años sin albergar fútbol americano cuando Marco llegó al mundo. Impensable que en sus más locos sueños se viera brillando en esa cancha, que por mucho tiempo fue exclusiva para el fútbol soccer, y después ya se pensaba demolida.

La temporada de la Categoría Mayor de ONEFA seguía evolucionando, y con eso llegó el partido que finiquitó el torneo regular, antes de pasar a los playoffs: Águilas Blancas contra Pumas en el Estadio Olímpico Universitario.

“Se trata del partido más emblemático del deporte en todo el país”, declaró Otto Becerril, entonces mandamás de los Pumas CU en conferencia de prensa previo al cotejo del 11 de noviembre. Por primera vez desde 2012, el Olímpico serviría de sede a puerta abierta del enfrentamiento entre Pumas y Águilas, ya que por cuestiones de seguridad alrededor de presuntos grupos de choque y porriles, en 2014 el partido fue cancelado, y en 2016 fue realizado a puerta cerrada.

El partido resultó ser el que más afición generó en el año. Pablo Macedo, entonces coordinador de Comunicación Social de la Dirección General del Deporte Universitario, afirmó que se vendieron 35,000 boletos, pero que no pueden dar una cifra oficial porque los niños menores a 12 años no pagan entrada, y esos pasan sin ser registrados.

La administración de la Universidad Nacional tuvo que prepararse para en semanas consecutivas, albergar el Clásico Poli-Uni. Seis días después de que las Águilas Blancas se metieran al Olímpico, los Burros harían lo propio para competir la semifinal frente a los Pumas de la UNAM.

El sábado 17 de noviembre, los Burros Blancos se metieron a la cancha que muchos llaman la catedral del fútbol americano en México y dieron la campanada para derrotar 14-11 a los felinos, hecho que no lograban en la década que llegaban en la máxima división de la ONEFA, a donde ascendieron en 2007.

Burros no sólo rompió con la hegemonía, sino que lo hicieron frente a una excelente presencia de posiblemente 28,000 asistentes en las tribunas, todas con el ímpetu de gritar Goyas y Huelums, las porras de ambas instituciones, durante poco más de tres horas.

¿Alcohol? ¿Peleas? ¿Una verdadera necesidad de proteger a los infantes y adultos mayores por una trifulca violenta en la tribuna? Son éstas las principales razones por las que la autoridades universitarias deciden cancelar o posponer los partidos entre estas dos instituciones. Eso puede pasar en ese estadio, pero eso ya es cuestión del deporte que juega con la esférica. Ni contra Águilas Blancas ni contra Burros Blancos la afición generó desmanes, saldo blanco imperó en las tribunas.

Sí, actualmente la rivalidad UNAM - IPN, sean cuales sean los equipos que se enfrentan, es la única capaz de generar este tipo de convocatoria. Pero eso es un comienzo, es una base de aficionados incondicionales que no importa la sede, no importa la hora, no importa el día, se van a presentar para cobijar a los gladiadores del fútbol americano.

Además, el juego de campeonato de la Conferencia Verde de la Liga Mayor de ONEFA demostró que no sólo es la UNAM y el Poli: en Nuevo León, el fútbol americano también llena estadios, de menor dimensión, pero cargado de aficionados apasionados e incondicionales.

Es una oportunidad que se siga expandiendo y realmente pueda evolucionar una nueva alternativa deportiva en la cartelera de los aficionados. El fútbol soccer es dominantemente la preferencia #1 del público mexicano, pero cuando hay partidos que generan una asistencia que compite con el fútbol, entonces existe una base con la cual se puede catapultar una mayor exposición.

Si dudan de la pasión, los aficionados de los Burros que hicieron viaje tuvieron que realizar prácticamente una odisea: ya sea un viaje en 16 horas en camión, o vuelos retrasados hasta 6 horas, ya que durante el viernes de la Gran Final, el aeropuerto de Monterrey sufrió complicaciones, y muchos aficionados quedaron varados.

Como realidad social, hay que aceptarlo, el fútbol americano está históricamente relacionado con los porros, quienes el 3 de septiembre de 2018 atacaron a un grupo de estudiantes de CCH que estaban manifestando de manera pacífica. La relación americano-porros se centra en 1968, cuando un conflicto entre aficionados de dos equipos americano de nivel medio superior iniciaron un conflicto violento, y la policía tuvo que intervenir para separarlos, pero esta misma relación es anacrónica, ya no es adecuada, ya no se acopla a los hechos.

En 2019, el FBA y el porrismo es ya una dicotomía. La temporada 2018 fue la consolidación de la afición. Un fantasma porril que ya ni siquiera debe ser mencionado. Ese espectro de infamia se ha disipado casi en su totalidad, y el fútbol americano, su comunidad, su afición, demuestra lo que siempre pregona: una actitud ejemplar, un saldo blanco, un evento familiar en la que los más afectados físicamente siempre son los jugadores y eso por la naturaleza del deporte.

La gente, en cuarto partidos distintos a lo largo de la temporada, se levantó en fin de semana a las 6, 7, 8 de la mañana para presenciar la rivalidad más emblemática del deporte en México. En el juego de campeonato, la comunidad de "San Nico" se presentó a ver la coronación de sus Tigres, y los fieles a Zacatenco se desplazaron miles de kilómetros para apoyar a su equipo.

Fuera del seno de la comunidad, todavía hay gente que relaciona los desmanes, los relajos, los inseguro, con el fútbol americano. No podrían estar más equivocados.

Para el presidente Andrés Manuel López Obrador, el beisbol está en su prioridad, porque para él ha sido su pasión desde la cuna. Sin embargo, en el fútbol americano encuentra una afición numerosa, consolidada, incansable, que no necesita de una liga profesional para demostrar su presencia. No se trata de destronar al fútbol como rey del espectro, sino de crear una cultura deportiva que sea mucho más diversificada, con más impacto, con más alcance.

El fútbol americano presenta una base para dinamitar una expansión inmediata. Más de 110,000 aficionados en cinco partidos amateurs lo demuestran.

Created By
Alberto García
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