Un plato: Segundo UN BAR-RESTAURANTE EQUILIBRADO: COPAS Y COMIDA DE ALTO NIVEL.

Fotos: Juan Manuel Vargas / CEET.

Por: Mauricio Silva G.

Es el lugar de moda en Bogotá. Conseguir mesa es jodido porque ha tenido un boca a boca muy bueno, lo cual no significa, por supuesto, que sea, sí o sí, un gran restaurante.

Sin embargo, luego de las tres visitas de rigor para asegurar esta columna, debo decir que Segundo puede ser, sin lío, el gran golpe del 2017. Y por varias razones.

Es, por encima de todo, un local con mucho gusto –en todos los sentidos– y con mucha personalidad. Un bar-restaurante equilibrado: copas y comida de alto nivel.

Necio sería no destacar, como primera medida, la propuesta del arquitecto Santiago Muñoz. Sentarse en su salón es todo un placer por cuenta de sus techos altísimos y su enorme ventanal que deja al descubierto un árbol exterior que juega con todo el ambiente. Luego está la barra en el centro, muy bien puesta, muy bonita, muy agradable, de donde salen unos tragos impecables.

Pero antes de que me tilden de ‘crítico de interiores’, y con toda la razón, vamos a lo que de verdad interesa en esta columna: la papita.

A cargo del fogón de Segundo –que podría definirse como cocina de autor– está el peruano Adolfo Cavalié. Solo para ubicarlo, este cocinero estuvo cuatro años junto al chef Virgilio Martínez en Central (en Lima, Perú), señalado por varios listados como el mejor restaurante de Latinoamérica.

El hombre llegó a Colombia para ponerle su sello a un restaurante reconocido por sus ceviches y llamado 80 Sillas; de ahí lo jalaron a este nuevo proyecto que trae el sello Takami (un grupo restaurador con muchos más aciertos que yerros: Cacio & Pepe, Black Bear, Cantina y Punto, Ugly American, La Fama, entre otros).

Así que el cocinero Adolfo decidió dividir la carta de Segundo, que es muy puntual, en ‘primeros’ y ‘segundos’.

De los primeros, donde uno se puede quedar a ‘tapear’ tranquilamente, recomiendo, sí o sí, los chipirones rellenos de pato estofado sobre risotto de quinua (¡bocadote!); el pulpo al carbón sobre lentejas estofadas; y la ensalada de vieras asadas (que aunque sale con pocas, está muy rica). Eso sí, también en las entradas me fue mal con unos mejillones ricos, pero diminutos. Mal por lo minúsculos.

De los fuertes, recomiendo el cochinillo, tal vez el mejor de la zona; el pato braseado sobre arroz cremoso de alcachofas es de campeonato; y el cordero braseado sobre una crema de frijol, ¡muy rico!

Con todo, la comida en su 95 por ciento está muy a la altura de la propuesta estética. Eso sí, con un pero (y debe ser por el boom inicial): los platos se demoran y los meseros viven embolatados. Pero Segundo está bueno, es sabroso y es muy agradable. Insisto: puede ser, sin lío, el gran golpe del 2017.

Segundo. Calle 85 n.°12-90, Bogotá. Tel: 031 644 7766

Credits:

Juan Manuel Vargas / CEET.

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