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LA RECONCILIACIÓN EN EL PAÍS TROPIEZA CON LA POLARIZACIÓN PROMOVIDA POR INTERESES POLÍTICOS COnversatorio ANF

En el afán de contribuir al diálogo democrático y constructivo en Bolivia, y de analizar las posibles salidas de reconciliación en medio de la fuerte polarización que se vive en el país y que ha llevado a situaciones de crisis y ruptura social, la Agencia de Noticias Fides (ANF) organizó un conversatorio virtual el pasado 28 de septiembre del cual participaron Ana Lucia Velasco (politóloga), Andrés Gómez (periodista) e Ivanna Torrico (comunicadora), con la guía y moderación de Estefani Tapia, responsable del área de reflexión de ANF y el director, P. Sergio Montes, SJ.

Ivanna Torrico (Arr. Izq), Estefani Tapia (centro) , Andrés Goméz (Arr. Der.), Ana Lucía Velasco (Abajo Izq) y Sergio MOntes, SJ (Abajo der.)

Todos hablan de lo polarizada que está la población, pero no se toma el problema por las astas y no se dan responsabilidades a quienes se las tienen que dar. A veces hablan como si la polarización hubiera sucedido porque sí, como si fuera una fuerza de la naturaleza que simplemente sucede, quitándole la responsabilidad a quienes han generado esa naturalización. Una cosa es clara, la población no está polarizada, la han polarizado como estrategia de marketing electoral y de supervivencia de toda la clase política. A falta de tener mejores ideas, desde todos los espectros de la izquierda a la derecha, su estrategia política es la crisis para mantenerlos vigentes.

En este contexto, el arte de la provocación del MAS le resulta muy bien. La iza de la Wiphala por parte del vicepresidente David Choquehuanca no fue inocente; es evidente la provocación. Pero el gobernador cruceño, Luis Fernando Camacho y los demás opositores no son niños que no saben que eso va a pasar, por lo que podrían tener un plan B anticipándose a ello; no lo hacen porque para ellos también es capitalizable políticamente. Mientras el MAS denuncia el racismo, Camacho construye su imagen política como el “macho” que les dice a los masistas las cosas en su cara.

Pero, ¿por qué funciona esta estrategia de polarización que es utilizada hace tantos años? La respuesta tiene que ver con la psicología básica de cómo funciona el cerebro humano. Aunque la sociedad viva en metrópolis y hayan pasado millones de años, hay una parte tribal de cazadores-recolectores que pervive en el cerebro. La mente sigue pensando en tribus, entonces uno tiene que saber cuál es su tribu, protegerse en ella porque su vida “está en peligro”, así funciona el cerebro. Entonces, en momentos claves es muy difícil anteponer el pensamiento crítico al cerebro tribal, y eso los políticos lo saben perfectamente bien.

Mientras esta clase política, con sus derechas y sus izquierdas, siga existiendo y la polarización siga siendo políticamente rentable, los y las bolivianas y su salud mental están totalmente perdidas; ni este gobierno, ni un gobierno alternativo anti MAS van a hacer absolutamente nada, porque no les conviene. Nuestra marca es la crisis y sin crisis no hay política en Bolivia; sin amenaza existencial no hay política en Bolivia.

Si se les da a ellos la responsabilidad de reconciliar el país, no va a pasar nunca, porque ellos se benefician de esta polarización. Mientras la polarización siga siendo una estrategia política rentable desde el punto de vista de la cultura política y rentable desde el punto de vista del sistema electoral, nunca habrán incentivos para la clase política para dejar de usarla. Se debe hacer un esfuerzo colectivo, donde todos se pongan de acuerdo en poner un alto a la clase política.

La violencia sigue latente y el gobierno actual no lo sabe leer. El simple hecho de que el MAS haya vuelto a ganar no significa que los problemas anteriores estén resueltos. Dentro de esto, un efecto peligroso de la polarización es que la sociedad empieza a afirmar que la democracia no funciona, lo cual no es necesariamente así; son los partidos políticos los que evidentemente tienen una crisis de representación, pero la alternativa a una democracia sin partidos es un gobierno dictatorial o totalitario.

ODIO EN MEDIOS DE COMUNICACIÓN

Los medios, los líderes de opinión, los periodistas, y los que están en la red juegan un papel muy importante. Pero los ciudadanos también, pues al estar en las redes sociales, son protagonistas y no simples receptores pasivos. Los usuarios amplifican los discursos de odio y polarización. La gente empieza a buscar medios de comunicación que ratifiquen lo que están pensado, se van santificando las burbujas, los cielos informativos, y la sociedad empieza a vivir en su propio mundillo. Nadie está consciente que desde que Google decidió personalizar los perfiles de cada usuario, la gente ya no ve el todo, está atrapada en burbujas de información y esto también radicaliza las posiciones porque son cámaras de eco donde se escucha solamente lo que gusta escuchar, reforzando sesgos, y terminando convencidos de que se tiene la razón.

La desinformación que circula en los servicios de mensajería como whatsapp, por ejemplo, viene a confirmar los sesgos y prejuicios que cada vez son más fuertes, y han llegado a traspasar el ámbito político. Los comportamientos tribales son muy marcados en las redes sociales, nadie está listo para un centro, para la gente moderada.

¿SERÁ POSIBLE UNA RECONCILIACIÓN?

La reconciliación no es muy favorable al Movimiento al Socialismo, porque fomentar la polarización por los réditos políticos que le da le conviene, porque moviliza a su voto duro y obliga a la gente que se pone al centro a inclinarse a uno de los extremos; muchos se inclinan en favor de los que tienen el poder. En este contexto el objetivo del MAS es construir un enemigo al punto de constituirlo, ni siquiera como un adversario político, sino como un enemigo existencial que paradójicamente necesita para subsistir, por lo que no puede aniquilarlo totalmente.

Es contradictorio hablar de reconciliación cuando no hay intención de encontrar la verdad. Pese a que el 2019 los bolivianos tocamos fondo y casi se llega a una guerra civil, los políticos no quieren reconciliación porque no les conviene. Pero también está la duda de si la sociedad quiere reconciliarse. Si se va a pensar seriamente en una reconciliación, hay que considerar seriamente sacar a esta clase política, expulsarla o castigarla, cuando apela a este tipo de estrategias.

Es momento de construir un buen centro sólido con otro tipo de mensaje y nuevos campos, donde el racismo y la discriminación no sean armas para utilizar. Hay que arrastrar a la gente a un nuevo discurso, pues si bien todos son víctimas de la polarización, son también amplificadores de la misma. Escuchar otro tipo de discursos que permitan soñar nuevamente y devuelvan la esperanza puede ser refrescante.

Pero la gente también les exige a los políticos ir a los extremos como cuando a Carlos Mesa lo acusan de tibio o de masista por tratar de ser más moderado. ¿Cómo hacer un centro cuando ser el centro es un suicidio político, cuando a Carlos Mesa o a Andrea Barrientos se los crucifica si intentan hacer consensos?

Puede que parezca imposible pero tal vez no lo sea tanto, pues ya existe un centro importante que es fluctuante, ese mismo centro que dejó solo a Morales, que después volvió a respaldar a su partido, y que en las elecciones municipales optó por no dar todo el poder al Movimiento al Socialismo. Hay un centro también que ha salido el 2019 a las calles porque estaba cansado del autoritarismo. Esos centros esperan una señal justamente de partidos políticos, de los medios de prensa.

Hay alternativas democráticas también, como por ejemplo cambiar la figura del voto nulo y voto blanco para que puedan ser formas válidas, o buscar nuevas formas de representación política para que las elecciones dejen de ser una apuesta de carrera de caballos. La gente no vota, apuesta, porque el sistema está pensado para ser altamente competitivo. Entonces, si se buscan mecanismos para disminuir la competencia del sistema quizá se puede disminuir la polarización. Tal vez sea cuestión de pensar en otros lugares comunes lejos de lo político partidario.

No se han quemado absolutamente todos los puentes, conocemos gente y en nuestro diario vivir nos relacionamos con gente de todos los bandos. Hay un gran trabajo que hacer como sociedad, como medios de comunicación, como periodistas para plantear la idea de despolarizar y buscar la reconciliación.

Hay que trabajar en espacios de encuentros, esos espacios donde la gente se encuentra con historias, con vidas, con verdades, con mentiras, con aspiraciones, con deseos, con sueños, con grandes ideas y con pasiones, de otras personas que no necesariamente piensan y sienten en todo igual a uno.

Redacción y Notas: Estefani Tapia

Diseño y diagramación digital: Carmen Julia Luján y Edwin Aliaga

Edición: Sergio Montes, sj