Textos de Julio Martínez Rivera
Teatro o fiesta de moros y cristianos es la puesta en escena de los acontecimientos relacionados con la expulsión de los moros de España luego que ellos hubieron ocupado una buena parte del territorio habitado por los godos y visigodos.
La fiesta de moros y cristianos se enraizó tanto en los pueblos originarios que la consideraron suya propia y así también la trasladaron a los hijos y estos a los hijos de los hijos hasta hoy.
Una parte de la población asume –ingenuamente- como “originaria” la danza de los historiantes o moros y cristianos, y desconoce su verdadero significado y la importancia que tuvo en su momento como elemento cultural, ideologizador y de dominación.
No son solamente pueblos con fuerte presencia indígena los que consideran así esta danza de la historia, también muchos estudiantes, profesionales y sociedad en general tienen esta percepción: “los historiantes es una danza de pueblos originarios”.
La fuerza de la presencia cultural española se explica a partir de la debilidad de la presencia de la cultura de los pueblos originarios, no porque haya desaparecido sino porque se hizo desaparecer, los historiantes se explican a partir de la conquista:
“Tiene su origen con la llegada de los españoles a Cuscatlán, siendo una mezcla de la cultura de los indios cuscatlecos y la cultura de los conquistadores que llegó a borrar casi todo vestigio de las danzas tradicionales indígenas dando como resultado una nueva cultura híbrida”
Uno de los hechos interesantes de esta transferencia cultural es que la fiesta de moros y cristianos no es una celebración que hoy día y, al menos en El Salvador, hagan españoles o sus hijos o quienes por razones de “sangre” como manifiestan algunos, se sientan españoles.
Es una fiesta que es celebrada por pueblos indígenas, en el caso de El Salvador por gente de Panchimalco, Izalco, Tejutla, Tepezontes, Texacuangos, Nonualcos, Nahuizalco y en otras ciudades como Alegría en Usulután, Ciudad Delgado, Santo Tomás, San Martín, San Antonio Abad, Chinameca, Ilobasco, Apastepeque, San Vicente, Conchagua y otros (Marroquín, 2007).
Las historias que se abordan integran temáticas distintas, aunque todas vinculadas a batallas y santos. Religión y milicia se juntan en estas historias, tal y como también se juntaron estas dos categorías durante el proceso de conquista y colonización.
Muchas personas no conocen las historias, la tradición de Los historiantes es comprendida mayormente como una danza y no como un teatro con parlamentos como originalmente parece haber sido compuesto.
La fiesta de Los historiantes en todo el país se vincula con las cofradías y las fiestas patronales católicas. No hay Historiantes sino hay fiesta patronal. La fiesta patronal sin Historiantes (donde existen grupos) no es completa.
La música de los historiantes es muy autóctona y muy poco compleja, generalmente se hace acompañar de pito y tambor, como las otras danzas tradicionales como el tigre y el venado, el torito pinto, los compadres, los diablitos, la danza de la soguilla, la danza de la vaca, la danza del zope, la danza de los cucuruchos...
Los textos son fragmentos del libro de Julio Martínez, titulado Los historiantes: Una aproximación a los moros y cristianos de El Salvador
Credits:
Antonio Herrera Palacios