La comunicación continua como un campo de construcción, acosado por indefiniciones internas, lo que deja sin resolver la cuestión básica de su identidad. Pero eso no impidió que en ese tiempo fueran surgiendo diversas teorías que se aproximan al proceso comunicacional. Pero los que se enfrentan a esas dificultades son los estudiantes y pocos profesores de las escuelas de comunicación. (Torrico; 2010, pág. 9)
Las primeras reflexiones ordenadas son hallables ya en el siglo V, su configuración para el conocimiento científico fue bastante tardía. Las primeras elaboraciones pertenecientes a la ciencia provienen en 1920. La comunicación que recién llegó al escenario del saber metódico y la producción teórica fue tan evidente los estudios universitarios del área no acaban de estar suficientemente definidos y establecidos y fueron puestos en cuestión ya que la disciplinas sociales no reconocen a la comunicación, si no que lo consideran un apéndice suyo. (Torrico; 2010, pág. 13)
La importancia comunicacional en la actualidad, esta colocando a este novedoso campo en el centro de las preocupaciones intelectuales e investigativas, la economía, la política y la vida social en general.
La antigüedad del fenómeno, su carácter ni su prestigio han permitido que se estructure una conceptualización universal de la comunicación de ahí se habla de las teorías.
La comunicación comparte la característica de la coexistencia de abordajes y enfoques.
La teorización hecha es un conjunto multifacético, polémico e inacabado de abordajes y enfoques parciales. La comunicología es más un horizonte conceptual de visibilización del objeto comunicacional que una ambición cientificista, no puede haber conocimiento sin teorización del objeto.
(Torrico; 2010, pág. 14-15)
La socialidad de la comunicación
Nos dice que la comunicación es inherente social donde existe una relación entre dos sujetos que exteriorizan. También nos dice que la comunicación es un elemento estructural de la sociedad que constituye un "cemento" de la trama inter-individual.
El interés se ha concentrado en la utilidad de la comunicación en las tecnologías que la facilitan y sus impactos, aparte de haber reducido el ámbito comunicacional ni de los procesos masivos y electrónicamente mediatizados.
La comunicación social llega a un punto de que nada más es una mala traducción del inglés llamada "comunicación de masas".
(Torrico; 2010, pág. 15-16)
Un objeto multidimesional
Una larga y no resuelta discusión atravesó la elaboración teórica acerca de la comunicación diciendo que cual es el objeto de estudio de la que debe ocuparse.
La relacionaron con los medios, particularmente en los masivos, en los efectos y funciones, y mas tarde en los mensajes y los significados
(Torrico; 2010, pág. 16)
Para comprender mejor el proceso comunicacional hizo que se convirtiera en una constante de las investigaciones y teorizaciones que condujo a las siguientes disciplinas: la psicología, sociología, política, lingüística, semiología, economía política y la antropología cultural.
Según Torrico nos dijo más precisamente: "el objeto de estudio de la comunicación es el proceso social de producción, circulación mediada, intercambio desigual, intelección y uso de significaciones y sentidos culturalmente situados y mediados o no por tecnologías. La multidimensionalidad del objeto de estudio comunicacional no es algo factible de ser puesto en discusión como tampoco lo es su integralidad". (2010, pág. 18)
Tendencias intelectuales insuficientes
Se puede señalar cinco grandes tendencias intelectuales.
El tecnologismo, inspirado en las ideas evolucionistas del progreso, va desde la teoría matemática de la información, pasa por las ideas macluhanianas de que las tecnologías modelan al mundo y llega hasta las vertientes posmodernistas respecto de la "sociedad de la información". en todos los casos, las tecnologías, los medios, son mostrados como la causa de la transformación social.
El pan-comunicacionismo, paradójicamente, es fruto de la concepción cibernética sobre que la vida define por la administración de relaciones complejas de intercambio de información y de la del interaccionismo que sustenta la imposibilidad de no comunicarse.
El catastrofismo, esta extraña pero interesante convergencia de perspectivas opuestas se explica por la preocupación común que ellas plantean, respectivamente, acerca de que la "cultura de masas" y de la "industria cultural" promueven una degradación de la cultura ilustrada.
(Torrico; 2010, pág. 19)
El mecanicismo, muchos marxistas militantes se han limitado a asumir como una explicación científica definitiva que, al final, solo anula la dialéctica sociedad/cultura y convierte cualquier teorización respectos de los fenómenos comunicacionales y culturales en innecesaria, pues entiende que si se comprende el modo de producción se ha comprendido todo para siempre porque lo superestructural sería un mero "reflejo" de aquel, sin ninguna posibilidad de autonomía ni de incidencia en él,
El moralismo, proviene de dos corrientes; una propia de cierto voluntarismo empresarial privado que considera que el desempeño de los medios masivos debe regirse por criterios de "responsabilidad social", esto es, de autocontrol frente a la dinámica del libre mercado y ante las demandas de los públicos y otra correspondiente a las reflexiones alentadas desde El Vaticano.
(Torrico; 2010, pág. 20)
La realidad social es un constructo histórico-social y pluridimensional.
La comunicación es es un hecho cuya sustancia es ántropo-sociocéntrica, que esta dada por su condición y finalidades humanas y sociales, requiere así mismo un acercamiento que no se agote en un enfoque unilateral.
El objeto de la comunicación es un proceso en el que están en relación dinámica varios elementos.
La comunicación una súper-disciplina o peor aun una sub-disciplina, se la puede asumir más bien como un campo (inter)disciplinario autónomo que adquiere su peculiaridad.
La comunicación es un campo en la acepción de Bourdieu, es decir, un espacio social estructurado de posiciones en que un conjunto de fuerzas pugnan, estrategias y reglas mediante, por el control del capital concreto que allí está en juego.
(Torrico; 2010, pág. 22-23 )
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