Cuatro pasos para un mejor manejo emocional. Por: IRIA RODRÍGUEZ / ENERO 2017

Alex Korb, neurocientífico e investigador de la UCLA, nos habla de cómo podemos aplicar la neurociencia para mejorar algunos estados emocionales.

Korb explica que el orgullo, la vergüenza y la culpa activan circuitos neurológicos similares, es decir; activan el sistema de recompensa en nuestro cerebro. El sistema de recompensa funciona de la siguiente manera: Cuando hacemos algo que el cerebro considera beneficioso para nosotros o nuestra supervivencia (como el sexo por ejemplo), se activa este sistema que se encarga de la producción de algunos neurotransmisores (como la serotonina) que nos hacen sentir deseosos de repetir esa acción. De este modo nuestro cuerpo instintivamente asegura que repitamos acciones que nos ayudan a sobrevivir.

Partiendo de los estudios de Korb, entendemos que emociones diferentes (algunas que nos acercan a nuestros objetivos y otras que nos alejan de los mismos) activan el mismo sistema del cerebro. Esto explica por qué tenemos esta tendencia a repetir emociones que no nos son útiles en ocasiones.

Pasa algo similar cuando no puedes dejar de preocuparte. Estudios muestran que cuando te preocupas, se estimula la corteza prefrontal y se reduce la actividad en la amígdala y en el sistema límbico. Esto hace que seas menos reactivo. Los estudios sugieren que aparentemente el cerebro considera que es mejor preocuparte, que hacer nada, cuando te sientes ansioso. Así que es cuando empiezas a “rumiar” un pensamiento.

El “rumiar” o “darle vueltas” a un mismo pensamiento, más la sensación de ser incapaz de manejar cierta situación nos da como resultado un estado de estrés. ¿Vas detectando algunas fallas en cómo estas funcionando? Sigue leyendo, te contaré como puedes romper el círculo vicioso que te tiene en un estado emocional poco empoderado.

Si queremos reducir el estrés y mejorar nuestro nivel de inteligencia emocional, existen algunas herramientas que de acuerdo con las neurociencias podemos utilizar a nuestro favor.

1. Paso uno:

Estar agradecido. Al sentirnos agradecidos aumentamos la producción de serotonina, neurotransmisor que se ha relacionado con estados de bienestar y felicidad. Incluso recordar que debes sentirte agradecido te hace activar la zona correcta del cerebro para mejorar tu estado emocional. Podrás pensar con mayor claridad, menos emocional y más receptivo. Practica cada noche el traer a tu conciencia algo diferente cada día por lo que te sientes agradecido y después de una semana notarás cambios en la forma como estarás enfrentando la vida.

2. Paso dos:

Domestica tu emoción. Si viste Mosters Inc (una de mis películas favoritas por lo bien que está armada la personalidad de los monstruos) recordarás que Mike no quiere que Sulley le ponga nombre a Boo (ya que cree que esto hará que se encariñe con ella). Ciertamente cuando damos nombre a las cosas las tomamos como propias. Algunos estudios sugieren que al darle un nombre a la emoción nos da control sobre ella y reduce su intensidad. Esto es porque al nombrarla activamos la corteza prefrontal y por ende se reduce la actividad en el sistema límbico. Ciertamente existen muchas opiniones en el ámbito de las neurociencias y pocas teorías han sido probadas. Sin embargo, he visto resultados maravillosos en sesiones de coaching manejando esta herramienta. Cuando somos capaces de verbalizar lo que sentimos tomamos una postura más racional, nos sentimos más en control de lo que está sucediendo. No en vano la psicoterapia se basa en estas teorías para la gestión de emociones.

3. Paso tres:

Tomar pequeñas decisiones. Los estudios de Korb muestran que cuando tomamos decisiones o establecemos objetivos aumenta nuestra producción de dopamina, se reduce la ansiedad y tenemos pensamientos más positivos. Muchas veces no logramos tomar decisiones porque aparentemente ninguna es lo suficientemente buena. Pues resulta que cuando nos aferramos a la idea de hacerlo lo mejor posible genera demasiada actividad emocional y no podemos pensar con claridad; mientras que reconocer como suficientes, resultados menos exigentes, nos ayuda a sentir más en control. Empieza a tomar pequeñas decisiones, vuélvelo una práctica que te ayude a perder el miedo a los cambios.

4. Paso cuatro:

Tocar y ser tocado. Se ha comprobado que dar o recibir abrazos, especialmente los largos, libera oxitocina y reduce la reactividad de la amígdala, por lo que tenemos menor actividad en los circuitos relacionados con el dolor y la preocupación. El masaje o tomarnos de las manos ha demostrado tener la misma efectividad.

Recuerda que no hay emociones negativas, todas nos permiten experimentar una vivencia diferente y nos dejan enseñanzas. La idea es aprender a manejarlas y que no nos controlen. El Mindfulness es una excelente herramienta para aprender a estar en la emoción, observarla y aprender de ella.

Te recomendamos leer nuestro artículo “Principios básicos de Mindfulness”

Todos los Derechos Reservados © México, 2014 | Iria F. Rodríguez Suárez

Iria Rodríguez Suárez. Consultora en desarrollo organizacional, liderazgo y habilidades gerenciales, con más de 14 años de experiencia en el manejo de recursos humanos y desarrollo de talentos.
Created By
Coaching Alto Nivel
Appreciate

Made with Adobe Slate

Make your words and images move.

Get Slate

Report Abuse

If you feel that this video content violates the Adobe Terms of Use, you may report this content by filling out this quick form.

To report a Copyright Violation, please follow Section 17 in the Terms of Use.