Puntos suspensivos... El bullying es uno de los principales motivos de suicidio en niños y adolescentes. Aun así, de parte del Ministerio de Educación, hacen oídos sordos y parecen no ser capaces de ponerle un punto final al tema.

"Cada persona que pasa por nuestra vida es única. Siempre deja un poco de sí y se lleva un poco de nosotros. Habrá los que se llevarán mucho, pero no habrá de los que no nos dejarán nada..."

Quizás, si alguien le hubiera hecho saber a él que era único a tiempo, las cosas hubieran sido distintas. Todavía estaría vivo y siendo feliz, como debe y merece serlo cualquier chico de su corta edad… La frase de Jorge Luis Borges citada arriba, fue publicada en la página de Facebook del colegio al que asistía Marcelino, un adolescente de quince años que se suicidó por el constante bullying que recibía día a día por parte de sus compañeros por ser homosexual, por ser demasiado sensible a comparación de los demás, porque le gustaba sentarse a leer en los recreos, porque no era como el resto, porque no encaja en el “molde”, porque rompía con las normas, esas que desde que el principio de los tiempos son parte de la sociedad; como por ejemplo que ser nene es vestir de celeste y para las nenas se usa el rosa; porque para sus compañeros él no estaba a la altura para compartir momentos con ellos, porque era “raro”, distinto, porque era único, como cada persona que pasa por nuestra vida, pero nadie lo noto.

Y nadie los frenó, ni a él ni a quienes lo cargaban. Ni nadie los ayudó, ni a él, ni a quienes lo cargaban, ni a sus docentes, ni a sus padres. Y demás está decir que a ninguno de ellos, nadie les enseñó, ni le dio las herramientas que todo grupo de chicos, docentes, directivos y padres necesitan ante situaciones tan frágiles como estas, donde están en juego la vida y la salud psicológica de miles de chicos. Porque no olvidemos que además del dolor de Marcelino, quedan el sentimiento de culpa y angustia de sus compañeros, de chicos que no lo conocían, pero escucharon la historia y la sintieron cercana, porque padecen lo mismo y también, han fantaseado con “ya no existir más”.

Como él hubo, hay y habrá miles de casos más tanto en nuestro país, como en el resto del mundo. Si bien, puede haber muchos factores que lleven a un niño/adolescente a tomar la rotunda decisión de quitarse la vida, actualmente lo que conocemos como bullying, es la primera causa de suicidios en jóvenes desde los diez a los veinte años.

Porque el bullying supera todas las barreras, no pasa porque vayas a una escuela religiosa o publica, no pasa por una cuestión de clase alta y clase baja, ni porque seas tercermundista o vivas en Europa. Pasa porque lo permitimos, porque lo inculcamos, porque lo aceptamos. Históricamente, desde los comienzos de la constitución de las sociedades, al que es distinto sea por su aspecto, sus gustos u opiniones, hay que dejarlo de lado, hay que tenerlo lejos, porque no puede ser parte del grupo, porque “no da” que este.

En cualquier libro de historia, se puede aprender que desde el principio de los tiempos, el hombre, es un ser que vive en sociedad, en grupos de pertenencia, con el avance de las civilizaciones esos grupos de pertenencia han ido fluctuando. Dividiéndonos por raza, por ideologías, por creencias, por sexos, por intereses, por culturas, etc. Y estas diferencias entre seres humanos, han llegado hasta ser motivos de guerra.

Siglos de evolución, para que a 2016, miles de chicos decidan quitarse la vida a causa de “no encajar”. Y es todo culpa de todos. De los protagonistas, del grupo que sigue al que agrede, del que se calla, de los docentes y directivos que al presenciar situaciones de acoso escolar sólo culpan a las familias o hacen oídos sordos, de los padres que no se comunican como deben con sus hijos, o que les dicen “si te cargan, entonces cárgalos vos también”, del Estado que no pone las herramientas necesarias para que el asunto tome la importancia que merece y deje de ser sólo “algo entre chicos”; de los medios de comunicación, donde todo el día se ven peleas, imágenes excesivamente adulteradas buscando una perfección estética que no existe, burlas y violencia.

Muchas formas; un problema

“El bullying es un hostigamiento que se le hace a una persona en forma permanente, es decir, que se perpetua en el tiempo y que generalmente lo ejerce un chico o un grupo de chicos, siempre sobre los mismos compañeros. O sea que se habla de una víctima, que recibe permanentemente a cosos por parte de un victimario, generalmente es uno y los otros son actores pasivos”, afirmó la psicóloga Mariela Bergia.

María Zysman. Psicopedagoga y directora de la asociación Libres de Bullying mencionó que, el bullying se va dando por una sumatoria de factores familiares, modelos sociales, medios de comunicación y espacios donde los chicos estén muy solos. Todo eso, conlleva a mucha ansiedad en los niños y muchas dificultades para conectarse realmente con otros y ahí se instalan situaciones en donde hay alguien que hostiga, alguien que es hostigado y alguien que tiene un rol de público, que son quienes van a sostener la situación de maltrato, porque como lo que se busca es humillar, si no hay público no hay humillación.

Por otro lado, Bergia, destacó las formas de acoso, donde se marca la diferencia entre indirecto y directo. Dentro del acoso directo se encuentran los insultos, peleas y situaciones violentas, la cual es más común entre varones; mientras que en la forma indirecta suele ser más común entre las niñas, en general a partir de la pre-adolescencia y se caracteriza por pretender el aislamiento social. Este aislamiento se consigue mediante técnicas variadas que incluyen: difundir rumores, rechazar el contacto social con la víctima, hacer críticas de la persona aludiendo a sus rasgos físicos, grupo social, forma de vestir, religión, raza, discapacidad, entre otros.

La profesional de la salud mental aclara que hay diversos tipos de bullying y que para solucionar el problema, es fundamental saber reconocerlo desde lo teórico. Entre los tipos más comunes de acoso estudiantil se encuentran:

Bullying Físico: Incluye toda acción corporal. Es la forma más habitual de Bullying. Se identifica porque suele dejar huellas corporales. Y puede manifestarse de forma directa Golpes, empujones, patadas, formas de encierro, escupir. O de manera indirecta como por ejemplo, daño a pertenencias, robar, romper, esconder cualquier clase de objeto.

Bullying Verbal: Incluyen acciones no corporales con la finalidad de discriminar, difundir chismes, realizar acciones de exclusión, bromas insultantes y repetidas. Los niños y jóvenes son mucho más sensibles que los adultos ante estas cuestiones, y tratos constituyen una parte esencial entre los factores que ayudarán a formar la identidad y la personalidad. Es más utilizado por las mujeres mientras se van acercando más a la adolescencia. Directo: Poner apodos, insultar, amenazar, burlarse, reírse, entre otros. Indirecto: Generar rumores raciales o sexistas, malos comentarios, hablar mal a las espaldas

Bullying Psicológico: Son las más difíciles de detectar ya que son formas de agresión, amenaza o exclusión que se llevan a cabo a espaldas de cualquier persona que pueda advertir la situación, por lo que el agresor puede permanecer en el anonimato. Se usa frecuentemente para subrayar, reforzar o resaltar acciones llevadas a cabo con anterioridad y mantener latente la amenaza.

Incrementan la fuerza del maltrato, pues el agresor exhibe un poder mayor al mostrar que es capaz de amenazar aunque esté “presente” una figura de autoridad. Lo que genera mayores miedos en la víctima aumentando el sentimiento de indefensión y vulnerabilidad, ya que, percibe este atrevimiento como una amenaza que tarde o temprano se materializará de manera más contundente. Pueden consistir en una mirada, una señal obscena, una cara desagradable, un gesto, entre otros. También dentro de este hay un tipo de Bullying que se conoce como Bullying racista que se da cuando el maltrato hace referencia a los orígenes de la víctima.

Bullying Sexual: Es cuando se presenta un asedio, inducción o abuso sexual. Se da cuando el maltrato hace referencia a partes íntimas del cuerpo de la víctima o a cuestiones directamente relacionadas con su sexualidad o vida íntima. Incluye el Bullying Homofóbico, como el que sufría Marcelino, que se da cuando el maltrato hace referencia a la orientación sexual de la víctima o las que se intentan justificar por motivos de homosexualidad, real o imaginaria.

Bullying Social: Pretende aislar al joven del resto del grupo, cuando se ignora, se aísla y se excluye al otro. Puede presentarse en modo directo: excluir, no dejar participar a la víctima en actividades, sacarlos del grupo. O en modo indirecto. Ignorar, tratar como un objeto, como si no existiera o ver que no está ahí.

Dentro de los tipos de acoso entre chicos, se destaca el que se ejerce a través de las redes sociales. “El cyberbullying es el acoso que ya sale de la escuela y es por vía internet. Lo que se hace es que el acosador, busca y agrede por internet; en conjunto con otros compañeros; a un chico puntual. Entonces el que es víctima, se siente totalmente mal, porque se vuelve viral y pueden difundir imágenes suyas y demás”, explicó Facundo Quiroga, adolescente de quince años que fue víctima de acoso escolar.

Esta práctica es bastante frecuente porque en la vida de los más chicos, todo pasa por las redes sociales. Según confirma una encuesta realizada en 2016 a casi 600 docentes de todo el país por la ONG Argentina Cibersegura. De allí se desprende que el 64% de los maestros consultados vivió un caso de ciberbullying en su escuela. Y, a pesar de esto, solamente intervino el 30%.

Arístides Álvarez, director del Instituto Zona Oeste, colegio al que va Facundo, aseguró que en realidad el acoso escolar siempre existió, pero hoy con el uso de las redes sociales, se ha potenciado mucho más y trascendió lo que serían, ‘las paredes de la escuela’, para llevarse a cabo durante todo el día y toda la semana a través de las redes sociales.

Continuando con los porcentajes, el 95% de los docentes, consideró que las instituciones deben actuar frente a esta problemática. Pero el 49% dijo no haber contado con ningún espacio de aprendizaje relacionado a la navegación segura por Internet ni a qué hacer en el aula con dichos temas. En tanto, un 18% de los que sí fueron capacitados sostuvo que la formación fue insuficiente.

Según María Zysman, el control se torna cada vez más difícil. “Antes toda la familia usaba la única computadora de la casa y se podía ver a qué sitios entraban los chicos, ahora cada uno tiene su teléfono”, señaló la psicopedagoga y aclaró que saber utilizar un Smartphone, no es sinónimo de estar preparados para hacerlo.

Preocuparse y ocuparse

En Rosario, se encuentra el colegio de nivel secundario, Instituto Zona Oeste, popularmente conocido como “el IZO”. Allí como se mencionó anteriormente, Arístides Álvarez, es el director. Este establecimiento es uno de los pocos, por no decir el único, en la ciudad en donde se brindan talleres de teatro, rap, y danza. El objetivo es encaminar a los chicos con propuestas creativas e innovadoras, donde el foco no está puesto en la sanción, sino en que los adolescentes trabajen la empatía entre ellos y manifiesten sus emociones a través de otras actividades de integración.

“Lo primero que hacemos es hablar el tema, tratarlo. Si hay un problema hay que trabajarlo, involucrarse, pase dentro de la escuela o afuera. Siempre evitamos las sanciones punitivas y buscamos acciones reparadoras. Muchos chicos que tenían malas actitudes con sus compañeros, ahora son parte de los talleres y ayudan. Y cuando hay casos que no sabemos qué hacer, pedimos ayuda”, mencionó el director.

Los jóvenes a cargo de los talleres, acompañan a Álvarez a dar charlas de concientización sobre el acoso escolar a otras escuelas y ellos son los encargados de organizar los grupos de rap. Después de reflexionar en conjunto sobre la temática, los adolescentes invitan a otros chicos a que escriban sus emociones en un papel y luego ellos las interpretan al ritmo del rap.

También dio su testimonio es Facundo Quiroga, quien además de ser un experto en cyberbullying declaró que fue víctima de acoso escolar en la primaria, durante dos años. Por ese motivo, al ingresar al colegio de nivel secundario, decidió ayudar a chicos que están pasando por lo que él mismo pasó, brindándoles información y fomentándolos a que se expresen con el rap.

“El que hace bullying busca llamar la atención, es mejor que lo hagan a través del arte y no molestando a otro chico”, remarcó Álvarez.

Oídos sordos

Si bien, es muy valorable el trabajo que realizan las distintas ONG, asociaciones, escuelas, directivos y docentes por un notorio amor hacía lo que hacen y a los chicos, está a la vista que la problemática del bullying necesita que se la aborde por parte de quien más ausente está, el Estado.

En Rosario son escasas las capacitaciones a docentes y directivos que se realizan sobre el tema, sin contar que al no ser obligatorias, muchos docentes directamente no asisten.

“De parte del Ministerio, solo hay algunas jornadas de capacitación, pero no hay un programa que haga intervenciones sistemáticas en los casos que se presentan. En situaciones extremas el Equipo Socioeducativo da respuestas, pero no a la brevedad, ya que hay un solo gabinete para la Regional VI”, aseguró Alicia Mancuso, docente de la Escuela N° 456 Dr. Carlos Pellegrini y en Escuela N° 2531 Dr. Ricardo Gutiérrez para Jóvenes y Adultos. Además Mancuso dijo que los colegios en los que desempeña su labor no cuentan con apoyo psicológico a los alumnos que padecen bullying. Sino que sólo se realizan campañas antibullying a través de la lectura y análisis de situaciones que se producen a diario, luego de realiza una reflexión acerca de lo visto y se ponen frases o dibujos en la cartelera escolar.

Por su parte Álvarez afirmó que todo lo que es educación tiene tres pilares que son la familia, la escuela y el Estado, tiene que haber un Estado presente que ayude con información, con capacitación a los docentes, porque no todos los docentes están preparados para este tipo de situaciones. Al preguntarle si cree que el Ministerio de Educación ayuda en cuanto al tema, respondió: “Puntos suspensivos…”, dejando más que clara su postura.

“No hay nada que el Ministerio de Educación haga en cuanto al bullying, se tratan solamente casos puntuales…Pero no hay un programa anti-bullying”, dijo muy seguro Fernando Tavella, psicólogo y coordinador de los equipos socioeducativos del Ministerio de Educación, quien a pesar de trabajar para el Estado reconoció los graves déficits del mismo.

A modo de conclusión, si a la gran mayoría le conmueve la muerte de un chico que se suicidó por causa del bullying, por qué esa conmoción no pasa a ser una acción y se educa y ayuda a los chicos a crecer y convivir con sus pares de otra forma. De manera en que ningún nene tenga miedo de ir a la escuela porque le vayan a pegar o atormentarlo y de que no haya niños que se crean capaces de poder realizar dichas acciones.

Por qué no se invierte en que todos los colegios tengan psicólogos o psicopedagogos que puedan trabajar desde el ámbito de la salud con niños y docentes. Por qué desde el Ministerio de Educación no se realizan capacitaciones obligatorias relacionadas con el acoso escolar y sus diferentes variables, para que docentes de todos los niveles, tanto públicos como privados, tengan las herramientas necesarias para poder acompañar los problemas de los chicos de hoy en día y no se queden solamente sentados detrás de un escritorio pidiendo silencio mientras un grupo de chicos hostiga a otro. ¿Por qué no actuar? Y así evitar que haya más chicos que tomen la triste y fuerte decisión de terminar con sus días.

Created By
Agustina Pintor
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