Estimo a mi autoestima

En la farmacia el niño pregunta: “¿Tiene pastillas para la baja autoestima?”
“Sí, por supuesto. Aquí las tienes”, contestó el farmacéutico.
“Mejor ya no. No me las merezco”, repuso el niño.

Me di a la tarea de buscar la definición de autoestima y encontré una que me pareció que encerraba lo esencial:

la capacidad de amarnos incondicionalmente y confiar en nosotros para lograr objetivos.

Cuando uno lee la definición asombra que parezca algo tan sencillo de lograr. ¿Quién podría no amarse a sí mismo? Suena hasta ilógico.

El chiste con el que abre este artículo dibuja de cuerpo entero esta situación. Sin embargo, la baja autoestima es un problema que nos aqueja en mayor o menor medida a un número escalofriantemente grande de personas.

Porque cuando hablo de autoestima me estoy refiriendo a la que es real, la que de veras habla de amor incondicional a ti mismo y no aquella que muchos de nosotros aparentamos ante los demás pero que no consigue darnos tranquilidad y seguridad verdaderas.

Recuerdo que durante mi proceso de formación como coach, tuvimos un ejercicio en el cual el instructor nos pidió que levantáramos la mano quienes tuviéramos una buena autoestima.

Una buena parte de los participantes alzamos la mano. Sin embargo, cuando empezó a cuestionarnos si esa autoestima en realidad era fruto del amor, la aceptación y la confianza y no una máscara al público, la mayoría tuvo que reconocer que la alta autoestima no lo era tanto.

Si bien ejercicios como hablarte con cariño, decirte cosas alentadoras, etc. pueden llegar a apoyar el desarrollo de la autoestima, lo cierto es que sólo un proceso de verdadera aceptación de ti mismo puede lograr que te estimes verdadera y profundamente. Esos ejercicios serían más una consecuencia que una causa.

¿Pero, cómo aceptarse verdaderamente?

Durante la formación de nuestra personalidad, entre los 0 y los 6 años, iniciamos un proceso en el que, para lograr el amor y la aceptación de nuestros padres o las figuras importantes de nuestra vida, empezamos a rechazar conductas y actitudes que son nuestras pero que consideramos impedirán ese amor y esa aceptación.

Pero todas ellas son como resortes que guardamos en una caja y buscamos sentarnos en ellos para que no salgan.

Sin embargo, mientras con más fuerza busquemos guardarlos, con más fuerza tenderán ellos a saltar hacia afuera, pudiendo en el proceso llegar a “tirarnos” de la caja.

La buena noticia es que todos podemos darnos la oportunidad de sacar de la caja uno a uno nuestros resortes.

Todo aquello que está en nosotros es nuestro, aunque no hayamos querido aceptarlo.

Cuando miras el resorte, descubres que está ahí para tu bien, aún cuando se presente en formas que tú no quisieras que tuviera.

Y aceptar supone reconocer el resorte, aceptarlo e integrarlo gradualmente a tu vida.

Sencillo como parece a primera vista, es un proceso muy retador pero que tendrá como resultado una aceptación cada vez más incondicional de nosotros mismos que nos llevará, con toda seguridad, a la construcción de una autoestima profunda y liberadora.
Así, gradualmente podremos ir sintiendo como, día a día, crece nuestra estima por nuestra autoestima.
Created By
Introspecta Consultores
Appreciate

Made with Adobe Slate

Make your words and images move.

Get Slate

Report Abuse

If you feel that this video content violates the Adobe Terms of Use, you may report this content by filling out this quick form.

To report a Copyright Violation, please follow Section 17 in the Terms of Use.