De las crisis se extraen sobre todo cosas negativas, pero son esos malos momentos los que también sacan a la luz los grandes valores que muchas veces pasan desapercibidos cuando lo vemos todo negro. Si algo se ha sacado en claro de esta crisis que comenzó en el 2008 y que ha asolado España, es que el mundo no lo mueven ni las empresas ni las instituciones, sino que avanza gracias a todas aquellas personas que ponen de su parte para ayudar a quienes más lo necesitan.
El Banco de Alimentos de Valladolid no podría funcionar si no contase con personas dispuestas a colaborar con él. El Voluntariado que colabora está compuesto por personas de todas las edades y que poseen un alto grado de implicación social.
La mayoría de esas personas son profesionales, generalmente cualificados y que de forma gratuita, aprovechan su formación para desempeñar tareas contables, jurídicas, administrativas, de comunicación o de relaciones públicas, todas ellas necesarias para el buen funcionamiento de la organización.
Sin embargo, por otro lado, las personas que se integran en el voluntariado del Banco de Alimentos se encuentran con una gran familia y un proyecto social que avanza gracias a la labor del equipo en el que todos son importantes y necesarios. En el Banco de Alimentos de Valladolid, hay cabida para la participación de todas aquellas personas que quieran hacer crecer la labor del mismo a través
En toda España hay 56 Bancos de Alimentos que cada año participan en la Gran Recogida y que en total la suma de voluntarios asciende hasta los 110.000, todos ellos con un fin común: recoger en un solo fin de semana 22 millones de kilos de alimentos que ayuden a los más de 1’6 millones de personas que por desgracia, llevarse una cuchara a la boca supone un gran esfuerzo.
En toda Castilla y León, son diez los Bancos de Alimentos que el año pasado consiguieron movilizar a más de cuatro millones y medio de voluntarios repartidos en unos 530 puntos y que conjuntamente lograron recoge más de un millón de kilos de alimentos.
Más allá del dinero
Entrevista a Javier Moradas, voluntario y coordinador de la Gran Recogida de alimentos en Valladolid
El fin de semana del 25 y 26 de noviembre, a la puerta de los supermercados de todo Valladolid se podían encontrar dos cosas: bien una enorme caja con el logo de la Fundación Banco de Alimentos para depositar productos, o bien un grupo de personas que, vestidas con chalecos blancos y azules, se acercaban a los clientes que entraban para ofrecerles una bolsa en la que –si lo deseaban- podían depositar algún alimento. Esos clientes realizaban sus compras y a la salida, los voluntarios recogían las bolsas que previamente les habían ofrecido cargadas de alimentos no perecederos siendo los más reclamados productos como galletas, leche entera, frutas en almíbar, cacao o aceite, aunque a partir de ahí, cada persona es libre de aportar lo que más desee.
A las puertas de uno de los supermercados se encuentra Javier Moradas, con un chaleco azul que lo distingue del resto de voluntarios que se encuentran allí, ya que es el coordinador de la denominada Operación Kilo en ese supermercado vallisoletano. Javier se unió a la Fundación Banco de Alimentos de Valladolid debido a que se encontraba en una situación en la que disponía de tiempo suficiente y que además, coincidía con un momento en el que el Banco reclamaba la ayuda de personas que se ofreciesen como voluntarios y colaborasen con la Fundación. “Soy afiliado al Banco y estoy a su disposición el resto del año, no solo este fin de semana que es la gran recogida”. Con el sonido de fondo del pitido de las cajas registradoras, Javier acude a ayudar a una señora que coloca un paquete de galletas y productos de limpieza en una de las cajas de almacenaje mientras dice “Aquí todo es bueno para el convento”
Javier afirma que desde el nacimiento de la crisis, allá por el 2008 hasta el día de hoy, el número de voluntarios ha aumentado considerablemente gracias a la llamada que, en este caso, hace el Banco de Alimentos a toda la ciudad de Valladolid para que se una y trabajen conjuntamente en las grandes recogidas de alimentos: “Hay de todo, personas que colaboran sólo en la Operación Kilo y otras que llegan para quedarse y están aquí durante años”. Esto es algo que no se hace todos los días, por lo que para aquellos voluntarios que se suman a esta buena causa en las Grandes Recogidas, lo que se llevan consigo es algo mucho más importante que les podría dar una remuneración económica: la satisfacción y realización personal.
El número de voluntarios ha aumentado considerablemente gracias a la llamada que, en este caso, hace el Banco de Alimentos a toda la ciudad de Valladolid para que se una y trabajen conjuntamente en las grandes recogidas de alimentos
“No es fácil conciliar trabajo, familia, voluntariado y descanso, pero tampoco es imposible”. Con actitud positiva, este veterano voluntario se siente agradecido por poder dedicarle tiempo a cada cosa ya que, gracias a que disfruta de un puesto de trabajo fijo que le permite ajustar turnos y acomodarse así a un horario que le posibilita tener un sueldo fijo cada mes y además, le permite solidarizarse para ayudar a quienes más lo necesitan. “Lo bueno de ser voluntario es que nadie te obliga a ir a un sitio y a estar determinado tiempo, lo haces si puedes y si no, no. De eso se trata el voluntariado”. Es justo en ese instante cuando una pareja de jóvenes se acerca a Javier para entregarle una bolsa con alimentos, la cual es recogida con una gran sonrisa que manifiesta lo a gusto que se siente realizando esta tarea.
Como ha anunciado el propio presidente del Banco de Alimentos de Valladolid, Jesús Mediavilla, este año se pretende llegar a un nuevo record de recogida, superando los 308.000 kilos del 2015. Esta es la cuarta Gran Recogida para Javier y afirma que cada vez que se ha hecho una, nota como la gente dona con más ganas a lo que atribuye dos respuestas a este aumento: la primera podría deberse a que la gente está concienciada de la cruda realidad y de la dureza con la que está achacando la crisis a la población, por lo que si puede contribuir, lo hará. El segundo motivo, cuenta, podría deberse a todo lo contrario, a que la economía de la población está mejorando y eso les permite hacer más donaciones de alimentos cada año.
Se pretende llegar a un nuevo record de recogida, superando los 308.000 kilos del 2015
En una operación como esta que se realiza en toda España el mismo fin de semana, se aprecia cómo la gente ya sea porque se ha informado a través de la prensa o porque hay un mayor despliegue de puntos de recogida y de voluntarios movilizados, se puede apreciar cómo la involucración de la gente aumenta, pero como apunta Javier Moradas, “es bueno que cada año se sumen más kilos con esta Gran Recogida, pero si surge otra dentro de cuatro o cinco meses, la gente se desinfla un poco, no es tan atractivo como esta ni con tanta movilización social”. Todo lo recolectado a lo largo de estos dos días en los 66 centros movilizados en toda la ciudad, será repartido únicamente en la provincia de Valladolid, siendo la capital el punto clave por ser donde más población se concentra y por lo tanto, donde más gente con necesidades hay. “El núcleo más importante es Valladolid, pero obviamente también en las zonas rurales hay muchas familias que lo necesitan y nosotros estamos para ayudarles”.